El papel de la mujer rural
Si exceptuamos a la mujer acreditada como empresaria o titular de una explotación agraria (del que número es, todavía, muy poco significativo), la mayor parte de las mujeres que aportan su trabajo en el campo pertenecen a, lo que se ha dado en llamar, el colectivo invisible. La mujer agricultora que colabora en la explotación familiar aporta un trabajo no reconocido, no remunerado y que no figura en las estadísticas. Algunas veces, en la sombra, desarrolla funciones de coempresaria, que tampoco se le reconocen y para las que en la mayoría de los casos no ha recibido una formación adecuada. No participa en las relaciones exteriores del negocio, ni suele aparecer como socia en las cooperativas y organizaciones profesionales. De forma que el trabajo atípico, por la duración de sus horarios, su ritmo estacionario, su ámbito mal definido por el límite del trabajo doméstico, la ausencia del estatuto profesional, etc., son factores que hacen que el trabajo de la mujer en el sector agrario escape, a menudo, a la consideración política, a la legislación y a las estadísticas. Con el objetivo de promover y favorecer la igualdad real y efectiva de las mujeres en el medio rural el Boletín Oficial del Estado publicaba la pasada semana la Ley 35/2011 de 4 de octubre sobre la titularidad compartida de explotaciones agrarias, que entrará en vigor en tres meses. La Ley persigue la regulación de la titularidad compartida regulando los derechos económicos generados a favor del cónyuge, frente al titular de la explotación agraria. Pero no es el único problema al que hace frente la mujer del ámbito rural. En un entorno envejecido, masculinizado y con un alto índice de emigración de los jóvenes hacia los núcleos de mayor población, su papel es clave para la dinamización económica por lo que hay que apostar por este sector de la población a través de la formación, la cualificación y las nuevas tecnologías. Sólo así se conseguirá una igualdad real en un entorno que engloba a cinco millones de mujeres en España, 450.000 en Castilla-La Mancha.