El paseo de la Alaminilla vuelve a brillar
La ronda de mi barrio no se cansa de repetir que en el El Alamín nacen los toreros y también que hay un almendro florido. Los alamineros siempre hemos sido gente agradecida. Y desde la semana pasada tenemos un motivo más. Porque, como el almendro de la canción, ha brotado un espacio que a partir de ahora dejará de permanecer en el olvido: El Paseo de la Alaminilla. En este histórico lugar, situado en la calle Valencia y muy próximo al lavadero del Alamín, el Ayuntamiento de Guadalajara ha ejecutado una actuación que ha llenado de orgullo a todos los vecinos del barrio. Sobre todo porque se ha cumplido con lo prometido. Y lo digo con criterios objetivos. En el otoño pasado presentamos un boceto en el ayuntamiento con varias iniciativas que pensábamos podían quedar muy bien en el entorno del barrio. No sólo las recogieron sino que las han puesto en marcha dentro del plazo en el que se habían comprometido. De ahí que no tenga más que palabras de agradecimiento para el alcalde, Antonio Román, y los miembros del equipo de Gobierno (Jaime Carnicero, Lorenzo Robisco, Mariano del Castillo y Luis García) que se han empeñado en que el proyecto se ejecutara correctamente. No tengo ningún problema en hacerlo, a pesar de mis ideas republicanas y de izquierdas. Agradecer también a Antonio Gascón, el incombustible Salva, que nos agasajó el día de la inauguración con una limonada deliciosa. Termino pidiendo a los guadalajareños respeto para que este enclave histórico, el Paseo de la Alaminilla, mantenga el esplendor que ha recobrado gracias a la actuación del Ayuntamiento.