El placer de un buen libro

20/04/2012 - 18:43 Redacción

Hita celebraba ayer la III Lectura Pública del Libro de Buen Amor. Lo hacía con motivo de la celebración del Día Internacional del Libro y como no podía ser de otro modo con el Arcipreste como protagonista. Son muchos los municipios que durante la última semana han venido desarrollando actividades con motivo de esta festividad que hoy alcanza su punto más álgido. No en vano, el 23 de abril es una fecha simbólica para la literatura mundial, ya que un día como hoy de 1616 fue la fecha de la muerte de Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega. El 23 de abril es también la fecha de nacimiento o muerte de otros escritores eminentes como Maurice Druon, K.Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla y Manuel Mejía Vallejo. Por eso, desde la Unesco se instituyó este día como paradigma mundial para fomentar la lectura, la editorial y la protección de la propiedad intelectual a través de derechos de autor. En España, el Día del Libro se celebró por primera vez el 7 de octubre de 1926 para conmemorar el nacimiento del autor de El Quijote. La idea fue del escritor Vicent Clavel Andrés, proponiéndola a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona. Más tarde, en 1930 se instauró definitivamente. Desde entonces y hasta ahora mucho han cambiado las cosas, e incluso los libros. Por que en la época de las nuevas tecnologías los e-book se imponen con sus ventajas a los libros tradicionales aunque el papel no ha perdido, aún, el encanto, que supone para los lectores más románticos. Y hablar de libros está inevitablemente unido a referirse a las bibliotecas ya que estos centros son potenciadores continuos del ámbito lector. Buena muestra de ello son las 93.000 personas socias de las bibliotecas en nuestra provincia, que se contabilizaban ya en abril de 2011, o los más de 30.000 carnés con que contaba la de la capital. Hoy los libros son protagonistas, también el debate sobre su difícil subsistencia, pero sobre todo es la jornada adecuada para disfrutar de una buena lectura, un placer que es imposible acabe desapareciendo.