El Plan Hidrológico y el Memorándum

20/09/2013 - 00:00 Redacción

 
Una vez pasado el verano, el otoño parece configurarse como el preludio de un nuevo enfrentamiento derivado del trasvase Tajo-Segura. La guerra del agua abre un nuevo capítulo que tendrán que librar Castilla-La Mancha y la zona de Levante. El tan esperado Plan Hidrológico del Tajo volvía esta semana a ponerse en entredicho. Hoy finaliza el plazo para la presentación de alegaciones y son muchos los partidos políticos, asociaciones y plataformas castellano-manchegas que pelean para que la lámina estable del trasvase supere los 400 hectómetros cúbicos previstos desde el primer momento en el borrador. De hecho, el aumento de la reserva mínima y la eliminación del trasvase son los ejes fundamentales de las reivindicaciones que deberá estudiar, ahora, el Consejo del Agua de la Demarcación del Tajo y cuyas conclusiones se deberán enviar al Consejo Nacional del Agua.
 
   Se abre, de este modo un nuevo período de estudio que deberá acabar con la aprobación definitiva del plan, a través de un Real Decreto, por parte del Gobierno. Pero lejos de que esta nueva etapa del Plan se afronte con la tranquilidad que debería suponer un borrador que ya duplicaba la lámina estable que existía hasta el momento, el hecho de que el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente se reuniera con representantes del Grupo de Trabajo que desde levante elabora un Memorándum para la mejor ordenación de los recursos hídricos, ha propiciado una lluvia de acusaciones y recelos. No sería para menos si no se contará ya con un borrador que regula las necesidades de esta cuenca. Por ello, desde el Gobierno regional se insiste en que ese trabajo no vendrá a interferir el Plan Hidrológico y que el objetivo del ministerio es trabajar en su mejor ordenamiento de forma que se garanticen los derechos de todas las partes. Se antoja una tarea difícil, incluso aunque el Memorándum “nunca” vaya a contradecir ni a interferir en las determinaciones del Plan Hidrológico de la cuenca del Tajo. Las sensibilidades están a flor de piel y las oportunidades de la pelea política, también.