El poder de las PSP

24/10/2010 - 00:00 José Manuel Belmonte

 na curiosa carta, llegó a mis manos. Hace de eso más de un año, 30 de marzo del 2009. Después he leído varias cosas sobre el tema, pero creo que Nancy Tanner pone el dedo en la llaga. Creo que lo que dice sigue siendo actual. Cuenta que, como cualquier madre, fue a la escuela donde estudiaban sus hijos, participó allí comprando algunas rifas y pujando por algunos artículos que se subastaban. Volvió a casa encantada con una colección de productos para el cuidado de la piel. Y todo –según decía la propaganda- gracias al “poder de las proteínas PSP”. Podía disponer de esas cremas, caras, que le harían recuperar un aspecto más joven en 60 días. Lo que no suponía es que se iba a llevar una gran decepción y un gran disgusto. Más que un rejuvenecimiento de la piel, supuso un retroceso en el tiempo de su memoria. “Algo en mí se hundió cuando leí que “PSP” contenía células de la piel y que yo ciertamente tendría que deshacerme de mi “premio”. Ese “poder” tenía un lado oscuro. Leí ávidamente buscando evidencias de que fuera una proteína a base de planta o animal usada en las lociones… Nada de eso. Los peores presentimientos resultaron ser ciertos. Encontré justamente en Internet, en el folleto básico del producto, que “un banco de células se estableció para desarrollar nuevos tratamientos de la piel usando una única donación de tejido fetal…” Más evidencias aparecieron. La madre había firmado un impreso de permiso. Me pregunto si ella conocía que la proteína de la piel de su bebé se replicaría después continuamente para este uso. Esto me hizo recordar que yo también había firmado un impreso de permiso cuando aborté mi hijo hace 24 años”.Es fácil imaginar que un escalofrío recorrió el cuerpo de Nancy, antes de continuar. Recordó cómo le vendieron el tema. “Recuerdo haber firmado el impreso y de que me contaron que “un bien vendría de mi aborto” (aunque negaran que (aquello) fuera un “bebé”, decían que “tan sólo era un montón de células”, no realmente diferenciado en un niño todavía). El argumento comparable a donar órganos después de la muerte; “haga que algo bueno venga de este triste evento”… un evento intrínsecamente malo se propaga y usa para nuestro beneficio. Es una especie de canibalismo de nuestros no-nacidos. Es una idea retorcida hacer que algo bueno salga de algo malo. Sigue siendo malo. Únicamente cabría esperar que este fuera un producto aislado que sería descubierto como lo que es y rechazado por el público. Pero me temo que eso no será el así. Incluso yo misma, “que sé de qué va” estoy tentada de usar esta línea de productos bellamente embalados y con resultados maravillosos demostrados, pero no lo haré. Yo ya he claudicado en mis principios hace 24 años con resultados devastadores y, por la gracia de Dios, no haré eso de nuevo. Dudo nombrar los productos por temor a darlo publicidad, pero para los que quisieran destapar la “mentira” de este “nuevo pecado”, busquen Neocutis Inc, San Francisco, CA [California] en www.neocutis.com”. “El banco de células está compuesta de varios cientos de ampollas que contienen cada una varios millones de células de la piel cultivada”. PSP sigue vendiéndose como un nutriente para una nueva piel. ¿De ahí el nombre? . Se continúan utilizando con diversos fines, células procedentes de fetos humanos de abortos provocados. Este uso demuestra una pérdida progresiva del respeto a la vida humana. Sobre todo porque se podría utilizar células de otra procedencia, porque existe la tecnología y los medios. Es verdad que la belleza y mejorar la apariencia es importante. Está en auge el ofrecimiento, como complemento turístico, tratamientos face lifts, que intentan devolver juventud sin perder expresividad y sin pasar por el quirófano. No todas las técnicas son malas. Pero es importante tener una postura crítica.