El PP se quita la careta
Por si a estas alturas alguien aún desconocía qué medidas barrunta el PP para aliviar el déficit público si algún día gobernasen este país y nuestra región, esta semana lo han dicho alto y claro. Ha sido por boca de Ramón Luis Valcárcel, presidente de Murcia y uno de los barones más influyentes del Partido Popular. Ni más ni menos que el copago en los servicios sanitarios y educativos. Semejante disparate hubiera sonado a extravagancia si no fuera porque lo dijo en presencia de Mariano Rajoy que, con su silencio, ha puesto negro sobre blanco que el programa oculto del PP supone el tijeretazo del Estado del Bienestar. Que servicios esenciales como la sanidad y la educación, hoy universales, públicos y gratuitos, se conviertan en servicios privados, de pago y limitados, significa restringir el acceso a los mismos a los ciudadanos más pudientes, como es el caso de Mª Dolores de Cospedal, que cobra dos sueldos multimillonarios.
El Partido Popular pretende hacer caja con la sanidad y la educación públicas. El copago elimina de un plumazo el principio de igualdad de todos los españoles en el acceso a servicios públicos básicos. Con el copago sanitario y educativo, el PP demuestra una vez más su recelo hacia el Estado del Bienestar, en el que nunca creyó. Ni antes ni ahora. Y no es una hipótesis. En las Comunidades Autónomas donde ejerce tareas de gobierno se empeña en obstaculizar el desarrollo de la Ley de dependencia, desmantela la educación pública y deteriora la sanidad pública. Para muestra, un botón. Valencia es la región que más desatiende su sistema sanitario y Madrid la que menos gasto per cápita le destina. Es tan grave como irresponsable que el PP olvide que los españoles ya pagamos con nuestros impuestos la educación y la sanidad públicas en base al principio de progresividad fiscal.
Que duda cabe que contribuye más con sus impuestos quién más renta gana. La propuesta del Partido Popular de introducir el copago supondría que los españoles tendríamos que pagar dos veces por el mismo servicio; y subvierte el principio de progresividad fiscal haciendo que pague más, no quién más gana (vía impuestos, claro está), sino quién más veces enferma, sea cual sea su nivel de renta. En ese contexto, Mª Dolores de Cospedal comparte con Mariano Rajoy que los servicios sanitarios y educativos no pueden ser soportados sólo por el presupuesto de una región. En nuestro caso, Castilla-La Mancha. El PP y, por tanto, el sr. Rajoy y la sra. De Cospedal siguen la senda de David Cameron, primer ministro británico y conservador, cuya política de recortes del Estado del Bienestar encontró la oposición de millares de manifestantes del Reino Unido durante el pasado fin de semana. Rajoy y De Cospedal pretenden instaurar en España lo que los ingleses rechazan en su país.
Los Gobiernos de España y de Castilla-la Mancha, sustentados por el PSOE, han garantizado antes y ahora la universalidad de los servicios públicos esenciales al mismo tiempo que rechazado sin paliativos la implantación del copago sanitario y educativo, tal y como ha propuesto el PP. La política es priorizar los recursos públicos. Está claro que los lideres de la derecha, del PP, quieren cuanto menos Estado, mejor. Cuanto menos dimensión de lo público, mejor. Lo fían todo a la libertad de mercado y que cada cual resuelva su vida en función de sus posibilidades. Eso es precisamente lo que nos diferencia a unos de otros. Por eso, Castilla-La Mancha está a la cabeza de los servicios sociales, educativos y sanitarios. Otras, como Madrid, Valencia o Murcia, gobernadas por el PP, han optado por soluciones privadas para la gestión de esos mismos servicios. El Partido Popular se ha quitado la máscara y ha destapado su programa oculto. Ahora, todos los españoles conocen la atrocidad que Rajoy y Cospedal quieren plasmar en su programa electoral: trabajar más, cobrar menos y pagar por los servicios públicos esenciales de acceso universal. Como dicen por esta tierra, ¡a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga! .