El pueblo alcarreño que será Villa Termal

25/03/2024 - 17:28 Paco Campos

A caballo entre la sierra y la vega se extiende un pequeño municipio de la Alcarria situado en la ribera del pantano de Entrepeñas y que dista 110 kilómetros de Madrid y 60 de Guadalajara capital. Los parajes naturales más representativos son la ribera del río Tajo y la unión de los valles del Tajo y del arroyo de la Solana.
    

Mantiel tuvo antiguamente un balneario que era una referencia nacional por la calidad de sus aguas mineromedicinales. Ahora, 75 años después de que cerrara, el Ayuntamiento quiere recuperar el carácter termal del pueblo con un proyecto cuyas obras se encuentran ya avanzadas y se puede llevar a cabo gracias a las aportaciones de Aguas Castilla-La Mancha y la Enresa.
    

Las obras de la futura piscina termal de Mantiel están en la segunda etapa de las tres que la conforman. En la actualidad, asegura el alcalde de la localidad ribereña, Buenaventura Gómez de la Hera, “estamos acometiendo la recepción y se está empezando el ascensor para bajar”.
    

En la primera fase se acometieron los trabajos de la piscina termal propiamente dicha, que está en uno de los edificios, a falta de algunos retoques, y en donde ya está realizada la subida del agua; queda acabar la segunda fase y empezar la tercera, que consiste en las obras de la zona de apartamentos. El Ayuntamiento prevé que en dos años o tres esté acabada. 
 

Las instalaciones serán de titularidad municipal, pero las gestionará una empresa privada que se encargará de su personal, instalaciones y llevará los apartamentos. 
    

El alcalde de Mantiel recuerda que el antiguo balneario, el único de titularidad pública que había entonces, cerró con motivo de la construcción del pantano de Entrepeñas. Funcionó hasta 1957 y constituyó una auténtica revolución para el pueblo. Gente de todas las edades acudía allí a recibir tratamientos curativos de todo tipo, incluso antes de que sus aguas fueran declaradas de utilidad pública. 
  

Tuvo su apogeo en los años 50, hasta que lo cubrió el embalse. Ya antes de su fundación, en la década de los años veinte del siglo pasado, era concurrido por personas con algún tipo de enfermedad que venían a tomar sus aguas curativas, sin haber sido declaradas todavía de utilidad pública.

    

El anterior alcalde, Julian Rebollo, asumió el reto de volver a aprovechar las aguas medicinales. Se hizo una excavación, se vio que era posible y comenzó el proceso. “Hicieron unas turbinas para subir el agua al pueblo desde la captación, que se encuentra en la cota del pantano”. 
 

Esta agua tiene las mismas propiedades que tienen las minero medicinales y están a punto de ratificar estas características. El Ayuntamiento está a la espera del permiso de Sanidad y Minas, trámite imprescindible para abrirlo.