El Quabit continúa con su calvario
03/03/2013 - 18:13
El Quabit Guadalajara prolongó ayer en Pamplona su calvario particular y eleva a siete el número de derrotas consecutivas, hundiéndose un poco más en la tabla.
El pabellón Anaitasuna parecía un buen punto de inflexión para recuperarse del Tourmalet que el equipo alcarreño tuvo que atravesar con los partidos ante los grandes de la Asobal. Y de hecho comenzaron decididos a cambiar esa racha los de Mateo Garralda, que debutaba como entrenador en su Navarra natal.
Los primeros compases del partido cogieron a los locales sin salir del vestuario. Gómez, desde la portería, y Fontenla, dirigiendo el ataque, pusieron al Guadalajara tres goles por arriba en los cinco primeros minutos. El Anaitasuna, por su parte, hacía aguas en ataque y en defensa, con un Matías Schultz muy desacertado bajo palos que contagiaba su inseguridad al resto del equipo.
Los locales, sin embargo, empezaban a desperezarse en ataque, aunque Guadalajara seguía anotando con comodidad. El portugués Silva empezaba a cañonear a los de Pamplona desde el exterior, y un gran Jorge Gómez en la puerta seguía desquiciando al ataque local.
El partido, sin embargo, cambió completamente cuando Anaitasuna dio entrada a Capón, portero suplente, que comenzó a lucirse desde el primer momento. Al contrario de lo que sucedía con Matías, la defensa recibió un espaldarazo de confianza y comenzaró a cerrar líneas y a bloquear los lanzamientos de los peligrosos exteriores alcarreños. A esto se le sumó una mayor contribución en ataque de Borragán y Nadoveza, que empezaron a castigar la meta visitante con lanzamientos en suspensión.
A poco más de siete minutos del final los locales se pusieron por delante, de donde no se iban a mover durante el resto del partido.
Peor tras el descanso
La segunda parte fue para Anaitasuna de principio a fin. Jorge Gómez consiguió sujetar a duras penas a su equipo desde la portería, pero los de Garralda no encontraban soluciones en ataque, a excepción de los lanzamientos de Da Silva y de momentos de brillantez de Edu Reig. Fue el hermano de éste, Ricard, el que comandó el vendaval de Anaitasuna, bien secundado por Borragán y Nadoveza, que seguían haciendo daño desde fuera, y por Capón en la portería, inmenso en algunas fases del partido.
Un arreón de Reig, con dos buenos goles de pivote y otro desde la zona del extremo derecho, dieron a los locales la mayor ventaja del partido, poniéndose cinco goles por delante. El Guadalajara, al que se le habían terminado las fuerzas, no pudo hacer nada para evitar la derrota, y apelaron a la casta para maquillar el resultado. El final del partido dejó para el recuerdo un muy buen gol de Eduardo Reig a la contra, definiendo ante Capón con una rosca exquisita sobre la bocina.