El Rey
06/06/2014 - 23:00
Es normal el relevo generacional en todos los órdenes, incluído el de la Jefatura del Estado en las monarquías. Está previsto y estatuido en la misma Constitución, por lo que hay que asumir la decisión de Don Juan Carlos como algo natural y regulado que más pronto o más tarde, como la muerte, tenía que suceder. El Rey ha explicado que su sucesor, treinta años más joven, se halla perfectamente preparado, para afrontar los nuevos problemas con nuevas ideas y nuevas energías. Ha dicho que se marcha con orgullo por lo mucho y bueno conseguido con la ayuda de todos. Su reinado ha sido excelente, sin duda el mejor de los últimos siglos, porque ha habido paz y la nación ha vivido una próspera etapa de estabilidad hasta la llegada de la crisis. Y es cierto que don Felipe está preparado para su alta responsabilidad, creo que hasta cien codos mejor que el nivel medio de nuestros políticos, aunque hay otros muchos factores, algunos ajenos al Rey, que confluyen para traducirse en un buen reinado. Pero aquí surge la pregunta: ¿Era el momento más adecuado para abdicar?
El reinado de don Felipe es una incógnita que no sabemos cómo se despejará partiendo de que los partidos políticos, ahora muy fragmentados, son una jaula de grillos y hay un submundo que emerge con violencia en las calles y en las redes sociales. Tal vez sea éste el momento de aclarar de una vez si España se siente o no republicana, como apuestan algunos alucinados que consideran que la Segunda República, pese a su catastrófica realidad, con quema de iglesias y conventos al mes de proclamarse, es el modelo de Estado que España necesita.
Quizá conviniera comprobar si los españoles preferimos la estabilidad de la Monarquía a la aventura de dar gusto a esos desnortados que piensan que el Sistema les está privando de la soñada República de sus ideales. A ver si es verdad que el grito, tan coreado, de ¡España, mañana será republicana!es cierto hoy y responde a la voluntad mayoritaria de los españoles o sólo a la de los que más gritan. Esas imágenes de la Puerta del Sol con una pequeña multitud vociferante como si a cada uno le hubiese tocado el gordo me recuerda el espectáculo de la misma plaza el 14 de abril de 1931, en la que estuve como niño de siete años que nada entendía aunque también aplaudía con la misma inconsciencia de los que ahora saltan y gritan. Mientras tanto, ¡Viva el Rey!.