El románico en Guadalajara. Albendiego, Campisábalos y Villacadima, la ‘Santísima Trinidad’

10/10/2018 - 19:51 Redacción

Situadas en la Sierra de Pela, unidas por la carretera CM-110 desde la localidad de Atienza, guardan los tres mejores ejemplos de templos de estilo románico en la provincia de Guadalajara​

Hablar de la huella del románico rural en Guadalajara es hablar de la Sierra de Pela y su entorno. Una cadena montañosa en el noroeste de la provincia, a hora y media de la capital, en la que se encuentra la que puede ser considerada la ‘Santísima Trinidad’ de este estilo en estas tierras: Albendiego, Campisábalos y Villacadima.  Con la carretera CM-110 como perfecto hilo conductor de estas tres localidades, el visitante puede aprovechar cualquier época del año para conocer sus tres templos de referencia a lo largo de una misma jornada. Combinándolo con los espectaculares paisajes de la Sierra Norte, supone un día de turismo difícilmente superable en el centro peninsular.

 

 

Albendiego y su ermita de Santa Coloma

Junto al río del Manadero, justo en su unión con el arroyo de Valdecobas, se encuentra la ermita de Santa Coloma, a las afueras de Albendiego. Construida en el siglo XII, impresiona desde el primer momento en el que se divisa, tanto por la propia construcción como por su entorno. 

Destaca principalmente el ábside semicircular en el que las celosías mudéjares de los tres ventanales contrastan con la sencillez clásica de los muros románicos. Unos elementos, junto a toda la cabecera, de los que se ha dicho que son “de lo más exquisito del arte altomedieval castellano y español”. En su interior, deja con la boca abierta la imagen evocadora que propicia el juego visual de la luz del sol entrando por las celosías.

 

San Pedro Apóstol en Villacadima

La ruta finaliza en Villacadima, pedanía de Cantalojas, donde espera su iglesia de San Pedro Apóstol. De románico le queda su espectacular pórtico, de una factura muy similar al de Campisábalos, lo que da a entender que podrían haber sido construidos por el mismo taller de estilo mudéjar. De especial belleza es la factura de sus arquivoltas, sus capiteles y sus canecillos, de decoración variada. Imposible no quedar maravillado con su vista.

En su interior, en el baptisterio, se encuentra una pila románica en muy buen estado de conservación. Una excusa más para visitar esta villa serrana.

La iglesia de San Bartolomé, en Campisábalos

A unos 18 minutos en coche de Albendiego está Campisábalos. Allí espera su iglesia de San Bartolomé, con la capilla de San Galindo adosada. Un ‘complejo’ románico construido entre los siglos XII y XIII del que destaca su cabecera, con unos canecillos en los que se pueden ver secuencias de cacería o cabezas grotescas. Por su muro sur, un impresionante pórtico da la bienvenida a una preciosa puerta propia del románico tardío. 

La capilla de San Galindo cuenta con una puerta muy similar, con un rico conjunto escultórico en su interior. Pero si hablamos de escultura, la pieza más impresionante es el mensario que se encuentra en el muro sur de la nave de la propia ermita. 

Manjares de la sierra para reponer fuerzas

Para reponer fuerzas, entre visita y visita, los establecimientos hosteleros de la zona ofrecen al visitante ricos menús en los que destacan los productos de la tierra. Cocina sobria con el cordero o el cerdo de matanza como protagonistas, sin olvidar un manjar como es la ternera de la Sierra Norte. Todo ello, con el perfecto acompañamiento que ofrecen unas buenas setas recogidas en sus bosques o, por qué no, unos ricos caracoles.