El sindicalismo mal hecho

04/10/2013 - 00:00 Consuelo González Moreno

 
   Creo firmemente en el papel de los sindicatos como organización política y social que busca alcanzar unas condiciones laborales justas, igualitarias y dignas. El motivo de esta carta es hacer público y denunciar las precariedades laborales e injusticias que he vivido como trabajadora del sindicato. Mi relación laboral con el sindicato ha sido desde 2007 un encadenamiento de contratos fuera de la legalidad, con salarios precarios no acordes al trabajo desarrollado, ni con el nivel académico. Mi último contrato era para un puesto de responsabilidad como Secretaria de la Federación de Actividades Diversas en Guadalajara, aunque en mi contrato figuraba como “sindicalista sin responsabilidad”.
 
  Mis tareas eran muchas y muy variadas: una asamblea a la hora del bocata (turnos de noche incluidos) para informar sobre un convenio, visitas a empresas, reuniones, negociaciones, elecciones, etc. Siempre con contratos temporales y nunca más de un año. Precariedad laboral, mientras predican estabilidad. Y todo ello, siendo yo una más de las entonces afortunadas mileuristas. A finales del 2010 me detectaron una leucemia de la que he tardado dos años y medio en curarme. Al darme el alta la Seguridad Social me reincorporé a mi puesto de trabajo y ese mismo día el sindicato me informó desde Toledo que ya no tenía puesto, que me fuera a inscribir al paro. Al paro ... tras una baja... Tras tantos “no te preocupes, lo primero tu salud”.
 
  Me duele la falta de sensibilidad de los que mandan y el maltrato que he sufrido por parte de mi sindicato, el mismo que defiende las buenas prácticas en las empresas, que lucha contra la precariedad laboral y contra los abusos laborales… Maltrato a una trabajadora, un sindicato… una empresa. Mal hecho. Me despidieron y además de muy malas formas. Mi puesto de trabajo no ha desparecido. Está ocupado por otra persona. No han reconocido la improcedencia de mi despido, ni me han indemnizado, ni se acordaron de mi en los cuatro ERES que hicieron durante mi enfermedad. Además, debido a los meses de incapacidad laboral, he gastado mi tiempo de paro y no tengo derecho a ninguna prestación. Así me ha dejado CCOO de Castilla- La Mancha.
 
  Después de una lucha tan larga y dura con mi enfermedad ha sido muy triste y decepcionante vivir esta situación tan desafortunada, esta manera tan brutal e injusta de tratarme en un momento tan delicado, como era la vuelta a mi trabajo. De haber ocurrido esto en otra empresa el sindicado hubiera puesto el grito en el cielo. A pesar de todos los problemas económicos del mundo, un sindicato no debe tratar así a una trabajadora. Algo tendría que cambiar en CCOO.