El TC a favor de la víctima ¿Por qué no siempre?

15/11/2010 - 00:00 Jesús Domínguez

En el mes de octubre 2010, el Tribunal Constitucional se ha pronunciado diciendo que es constitucional imponer una pena de alejamiento a un maltratador, aunque la víctima no lo haya solicitado. La razón es que esa orden tiene por objetivo proteger la libertad, la integridad física, la libertad y el patrimonio de la persona afectada. Si la justicia, por fin sale en defensa de las víctimas tenemos todos que estar de enhorabuena. Lo que la ciudadanía desea es que la justicia se aplique. Y que sea igual de justa en casos similares. Que ponga los medios para que la sentencia sea una realidad. Que las víctimas tengan derecho a vivir tranquilas, sin malos tratos, ni de palabra, ni de obra ni psicológicos. ¡Nos ahorraremos muchas vidas y mucho dolor! El derecho a la vida y la integridad física, dice el TC debe primar cuando entra en colisión con los derechos del posible agresor, y los enumera: “puede afectar a la libertad de residencia, a la de circular libremente por el territorio nacional, al derecho a la intimidad familiar o al derecho al trabajo en la profesión elegida”. Es más impone, se entiende por su bien, algún sacrificio a la propia víctima “impone la separación y la ruptura de la convivencia por un plazo que incluso puede ser mayor que el de las penas privativas de libertad”. El fallo del Alto Tribunal se produce tras una cuestión de inconstitucionalidad al art. 52.7 del Código Penal, que da la potestad a los jueces de imponer orden de alejamiento en caso de malos tratos. Responde así al recurso interpuesto contra una sentencia del Juzgado de Instrucción número 2 de Las Palmas que condenaba de esa forma a un varón. Las víctimas y la sociedad en general hace mucho que estaba demandando un fallo tan ejemplar, tan claro y tan contundente. Y lo que todos esperamos es, como decía, que de verdad sepan lo que supone y que pongan todos los medios a su alcance- que son muchos- para que se aplique. Y que se aplique no sólo en el caso recurrido, sino en todos los casos similares en los que puede haber una víctima, por malos tratos, o por amenaza directa y real contra su vida. Quedan algunas preguntas, al hilo de la sentencia y del fallo del TC: Si se sabe afirmativamente que va a haber una víctima- se sabe porque está firmado-¿Quién es el encargado de imponer la orden de alejamiento? Si se sabe que va a haber una víctima, ¿Es suficiente con el alejamiento o hay que cambiar la ley? Si se sabe que va a haber una víctima, -porque se sabe-¿Quién es el encargado de decirle al agresor que se busque otro trabajo? Si se sabe que va a haber una o más víctimas, porque se sabe que es así, y ninguna autoridad, judicial, política o policial, mueve un dedo para impedirlo, ¿se les puede imputar ese crimen? Si se sabe que va haber una víctima o varias, porque se sabe dónde están y van a por ellas, ¿no existe la obligación de “proteger la libertad, la integridad física, la libertad y el patrimonio de la persona afectada”? Si se sabe que va a haber una o varias víctimas, porque la ley lo permite, ¿no sería necesario derogar esa ley? Si se sabe que se va a causar dolor y que va a haber una o varias víctimas ¿por qué no se actúa contra los agresores y se les impone, como mínimo el alejamiento de sus víctimas? Seguro que saben a qué me refiero. Lo digo más abajo. Seguro, Señorías, que han dictado una sentencia ejemplar y un fallo impecable. Creo que además debe ser ejemplarizante y acabar con el atropello a las víctimas (sean o no mujeres), aunque no hayan puesto, o no puedan poner recurso. Una última pregunta: ¿por qué no obligan a que su fallo se aplique, para defender a las víctimas, en el caso del aborto? ¿Es que esa vida, esos derechos humanos no están verdaderamente amenazados? No solo se trata de defender contra el maltrato en los casos de “violencia de género”, sino en todo género de violencia capaz de acabar con una vida. No estoy a favor de la violencia machista, pero no pueden ignorar que hay otro tipo de violencia y con víctimas. Si no defienden por igual a todas las víctimas, con todos los respetos, la justicia no es creíble. Todos iguales ante la ley. Lo demás son gaitas o juegos de distracción. br>