El último pleno de Villanueva

08/05/2011 - 00:00 Joaquín García

El viernes 29 de abril, se celebró el que se supone ha de ser el último pleno de la actual legislatura y ante todo y por fortuna, quizá también el último pleno presidido por don Luis Fuentes Cubillo en calidad de alcalde de Villanueva de la Torre. Como no podía ser de otra manera y para “facilitar” la asistencia masiva de público (luz y taquígrafos), la sesión se inició a las 9:30 de la mañana.

   El Orden del día incluía, aparte de dos asuntos que podrían considerarse de puro trámite, un punto de importancia capital, porque supone el diseño de la línea política a seguir durante el año en la gestión de los asuntos afectados por su contenido, algo tan serio como la “Aprobación del Presupuesto General de la Corporación para el ejercicio del 2011”.

  Un importante detalle a tener en cuenta, es que estos presupuestos (a pesar de no reflejar grandes novedades), se presentan prácticamente a mitad del ejercicio. Obviamente, no nos causa extrañeza, porque es un hecho repetido a lo largo de toda la legislatura y no había de cambiarlo al final (Genio y Figura hasta la Sepultura). Pero lo que ha de ser realmente motivo de reflexión y más en una situación de crisis como la actual, cuyo mayor problema es la incertidumbre de no saber hasta cuándo vamos a tener que soportarla, es la forma alegre de distribuir los escasos (y en parte inciertos) ingresos que la Corporación va a recibir por los conceptos habituales.

  Y la percepción de incertidumbre de una parte de los Ingresos no está basada en una simple sospecha, sino en la advertencia que en el Informe de Intervención se realiza en lo que concierne a los “ingresos relacionados con el urbanismo”, afirmando que pueden variar “en función de la actual coyuntura económica” y, por tanto, “el posible incumplimiento de esta previsión durante la ejecución del presupuesto dará lugar con toda seguridad a una situación de desequilibrio presupuestario, que aflorará en la liquidación del presupuesto con remanente de tesorería negativo”.

  Por ello y de forma reiterativa, se pide “prudencia en la ejecución del gasto”. Ciertamente, la “prudencia” (y austeridad) “recomendada” en la ejecución del gasto, se lleva a efecto en todo lo que concierne al servicio al ciudadano (y contribuyente) como son los “Gastos Corrientes en Bienes y Servicios” o las “Inversiones Reales”; pero llegados al capítulo de mayor enjundia “Gastos de Personal”, la “prudencia” se relaja: se “transforman” puestos de trabajo de asesoramiento y confianza en “personal laboral fijo” sin oposición y, por tanto, sin tener en cuenta los principios de igualdad, mérito y capacidad.

   Y, sobre todo, sin reflexionar acerca del hecho innegable de que esto supone una nueva carga económica (y a perpetuidad) para un ayuntamiento que en el momento actual no se lo puede permitir. Añadamos que, a la luz de los datos, tenemos suficientes razones (con base en las cifras que se manejan) para pensar que se pretende persistir en la idea de que los políticos “liberados” sigan percibiendo remuneraciones “similares” a las de la anterior etapa, cuando la actitud lógica sería reducirlos y adecuarlos a la actual coyuntura, como están haciendo en otros lugares.

  Tal parece que nuestro actual alcalde, en un último y estéril intento de perpetuarse en el poder, trata de ejercer el papel de “hada madrina”, sin darse cuenta de que con su actuación, tanto en el planteamiento de las acciones que se definen en el presupuesto actual, como a lo largo de todos sus mandatos, el Consistorio correrá el riesgo, no solo de dejar de dar servicio al ciudadano, sino de poner en peligro el pago de las nóminas del personal y las deudas a los acreedores (aunque esto último ya está ocurriendo). No es necesario añadir que el Presupuesto fue aprobado con los votos a favor del PSOE, la abstención de IxV y los votos en contra de PP e IU .