El vaso medio lleno

13/07/2012 - 00:00 Redacción


 Después de un acontecimiento o de una noticia de gran relevancia para la sociedad llegan las valoraciones y los análisis de las distintas partes implicadas. Escuchados, con atención, unos y otros, la conclusión es que no dicen palabra alguna fuera del guión marcado por las directrices de su partido y así, parece, que vivimos en dos realidades totalmente diferentes si opina el PP, que ve absolutamente necesario e inevitable todo cuanto hace, o el PSOE para el que las medidas solo redundarán en un aumento del paro y un ahondamiento en la crisis.

  Los anuncios de reformas llevados a cabo han sido respondidos por los populares cerrando filas y culpando a los socialistas por su anterior gestión, de lo que se han visto obligados a hacer. No citan para nada las imposiciones europeas y encogen los hombros ante la obviedad de que están ejecutando lo que prometieron hace pocos meses que nunca harían.

  La excusa es que el patio estaba mucho peor de lo que pensaban y ya decían en campaña que no había quien lo barriese. La oposición socialista dice lo que tiene que decir y salvo la propuesta del pacto nacional que ofrece Rubalcaba, poco aportan, más cuando sus palabras, después de haber gobernado ocho años y terminar con un estrepitoso fracaso, tienen poco crédito. Las fuerzas más minoritarias parecen las más sensatas pero lo que reflexionan no es tenido en cuenta.

  Tras el repaso de los ‘análisis’ no sabemos como ver el vaso. Si hiciéramos una media aritmética estaría medio lleno o medio vacío. En la calle, por el contrario, parece que directamente se ve totalmente vacío el vaso y la indignación, las movilizaciones, las protestas, el enfado, la desconfianza, el pesimismo, crecen alarmante poniendo en peligro la paz social. Por delante tiempos de crispación y nerviosismo, y parece que de recesión.

  La recuperación del enfermo se alargará, ahora ya hasta 2014 y cuando se aproxime esta fecha no sabemos qué dirán. Sólo resta tener paciencia, esperanza, una cierta ilusión en las propias capacidades y esperar a que las medidas de ahorro, aunque sea a largo plazo, sirvan para resolver los problemas. Lo único positivo de todo es que puede que se reestructuren maquinarías o mecanismos demasiado costosos e inútiles y sobre todo que cuando algún día, que lógicamente llegará, vuelvan las ‘vacas gordas’, todos sabremos como gestionarlas y que no se debe hacer para caer al abismo. Nosotros preferimos ver el vaso ‘medio vacío’ y transmitir fe.