Empobrecimiento y solidaridad

17/12/2012 - 00:00 Redacción

 
  El impresionante testimonio de una persona de excepcionales cualidades humanas como el Padre Ángel ha dado inicio oficial a la programación navideña con la que la ciudad de Guadalajara celebrará estas fiestas de invierno. Junto al ahorro en los gastos de organización de las actividades, resalta de manera más significativa que en ocasiones anteriores los actos de carácter solidario. Navidad siempre ha sido sinónimo de caridad, de sensibilidad con los más desfavorecidos.
 
 Jesucristo, cuyo nacimiento se conmemora en estas fechas, fue el mayor revolucionario de la historia en solidaridad y ayuda a los necesitados. Propugnó el amor y el reparto de los bienes . Tal vez por ello estas fechas de gran tradición cristiana, además de un carácter familiar y de encuentro con los más cercanos, llevan implícita una mirada a quienes peor lo pasan, que por desgracia son cada vez más y más.
 
  Conciertos, galas, mercadillos, exposiciones, recogidas de alimentos o juguetes… son muchas las iniciativas de diferentes organizaciones que se multiplican por la provincia para poder ayudar con algo a distintos colectivos. Un informe reciente de Accem eleva a 15.000 personas, es decir un 8% de la población provincial, el número de ciudadanos que ya no perciben ningún tipo de prestación.
 
  Desde Cáritas, o desde esta misma organización, se alerta del cambio en el perfil del llamado pobre, grupo en el que se están integrando quienes hasta hace poco vivían con cierta estabilidad gracias a su salario. El desempleo de larga duración hace que a los comedores solidarios, parroquias u organizaciones de ayuda acudan cada vez más aquellos que nunca pensaron verse en tal situación.
 
  Ante la falta de recursos de las propias administraciones es necesaria la coordinación y el ingenio de todos para atender esta marea de necesidad, la más extrema. La lectura positiva es constatar el enorme corazón de mucha gente que en estos momentos dedican su tiempo, dinero y esfuerzo en ayudar. No somos una sociedad fría, egoísta o materialista, al menos, no, en una gran mayoría.