Errores actuales
19/01/2013 - 00:00
Muchas personas de la sociedad comentan que no están de acuerdo con el rumbo que están tomando las cosas ni con los ideales que se están promoviendo desde los medios de comunicación. Un momento importante en el camino señalado fue la revolución del 68, que más que un avance cultural fue una contracultura que se caracterizó por tres aspectos destacados: la erosión de la autoridad, la pérdida del sentido de la tradición y la huída del realismo.
En los últimos años se ha observado el deterioro de la autoridad en la familia, donde en ocasiones son los hijos los que insultan, amenazan y agreden a los padres, en la escuela con faltas de respeto a los profesores, faltas de disciplina y violencia escolar entre los alumnos. Esto está llevando a que aumente de profesores que padecen depresión y otros trastornos emocionales. Otro aspecto de la revolución del 68 ha sido la pérdida del sentido de la tradición. Los avances sociales se producen cuando se apoyan en los logros conseguidos hasta la fecha, para alcanzar otros objetivos positivos.
Por la tradición cultural y social conocemos la historia pasada y sus conquistas y esto nos permite seguir avanzando. Cuando se corta la tradición y se renuncia a los logros pasados, el hombre queda como huérfano intelectualmente y expuesto a una manipulación fácil. El tercer aspecto es la huída del realismo. Para algunos las cosas no son como son, sino como les parece a ellos. No buscan la realidad sino el subjetivismo, es decir, la impresión positiva o negativa que las cosas producen en sus sentimientos. No importa la verdad en sí misma, sino la verdad para mí. De aquí se llega fácilmente a negar la verdad o falsedad de los hechos, la bondad o maldad de las acciones y al relativismo. ¿Está bien el robar? Para un relativista eso depende de que te cojan o no de cojan. Si te pillan con las manos en la masa es malo y puedes ir a la cárcel, pero si no de pillan es bueno porque dispones de mucho dinero.
Esta puede ser la causa del aumento de los casos de corrupción. Pero lo que más ha trascendido de aquellos acontecimientos del 68 ha sido la revolución sexual, caracterizada por la búsqueda del placer y la promiscuidad entre chicos y chicas sin reparar en las consecuencias. Se ha promovido mediante campañas institucionales el uso del preservativo, la píldora del día después y el aborto. Pero a la vez también han aumentado las enfermedades de transmisión sexual, como la sífilis, la blenorragia, el chancro y sobre todo la terrible enfermedad del sida. Parece que con el pecado va la penitencia.
Todo este pensamiento ha cristalizado en la ideología de género, que con la aparente protección de lo políticamente correcto, está presente en la política, la cultura y los medios de comunicación social. La ideología de género rechaza la sexualidad natural y estable de la pareja humana, así como la familia como célula básica de la sociedad y pretende imponer a la fuerza la ideología política más antisocial que ha creado el hombre.