Errores humanos

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Editorial
La muerte de un bebé en el hospital Gregorio Marañón de Madrid fue por un error humano, uno de esos que todos los profesionales de cualquier sector cometen algún día y cuya consecuencia fue en este caso una tragedia. La repercusión mediática que ha tenido esta muerte, el niño fallecido era hijo de la primera víctima por Gripe A en España, ha hecho que la profesión enfermera se sienta asediada por una sociedad que aún no atiende a comprender cómo pudo producirse una situación tan trágica ante lo que se considera una acción sencilla, alimentar a un bebé prematuro.
En muchos lugares del país, entre ellos Guadalajara y Azuqueca, los profesionales de la enfermería se concentraron ayer para solidarizarse con la enfermera que cometió la fatal equivocación y aprovechar para sacar a la luz pública unas condiciones de trabajo que no consideran las más idóneas para desempeñar adecuadamente sus funciones. Quieren así, no justificar lo ocurrido, sino lograr no perder la confianza de los ciudadanos, que hasta ahora se sentían cuidados, curados, mimados y atendidos por manos expertas. Los enfermeros y enfermeras de Guadalajara desean que esto continúen siendo así, que lo ocurrido en el Gregorio Marañón no llene de recelos a aquellos enfermos a los que cada día atienden y que ahora bien podrían sentirse temerosos de verse envueltos en una situación errática como la fatal muerte del pequeño Rayán. Él ha pasado a engrosar una lista en la que se encuentran muchas personas que fueron víctimas de errores médicos o relacionados con el mundo sanitario. Las familias que han pasado por este tipo de trances saben lo doloroso que resulta saber que un ser querido podría haberse salvado de no ser por un diagnóstico o una intervención errática. Pero ello no puede generar una desconfianza generalizada hacia quienes trabajan cada día por la salud de los demás. Los enfermeros y enfermeras seguirán siendo el mejor apoyo para muchos enfermos que encuentran en ellos su mejor medicina.