Expectativas cumplidas
09/11/2011 - 00:00
A pesar de la crisis, los malos tiempos y los cambios de gobierno habidos y por haber, casi 12 millones de espectadores siguieron el debate entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy a través de la televisión en la noche del lunes. Tertulias televisivas, informativos y programas de radio no hablaban ayer de otra cosa que no fuera de las interpelaciones de Rubalcaba a su oponente y de la seguridad de un Rajoy que se veía ya presidente ante una sesión de control al Gobierno improvisada por su oponente político, que hacía más un papel de periodista inquisitivo que de un auténtico candidato a la Presidencia. Más allá de las típicas especulaciones sobre quién fue el ganador del combate dialéctico, lo cierto es que ayer los candidatos alcarreños de uno y otro partido también sacaban sus propias conclusiones. El cabeza de lista al Congreso de Diputados por el PP, Antonio Román, consideraba claro vencedor a Mariano Rajoy mientras que el cabeza de lista al Senado por el PSOE, Jesús Alique, no entraba a valorar quién había salido más victorioso del envite. Ya se sabe que el silencio también tiene un significado aunque en este caso no pronunciarse podría ser más por evitar redundancias que por partidismo. Y es que, al igual que suele pasar tras una cita electoral, todos los partidos salieron victoriosos del encuentro. Los populares porque entienden que han afianzado su seguridad ante una victoria que consideran cantada, y los segundos porque se conforman con que su candidato sembrara cierta desconfianza hacía las políticas que puede llevar a cabo un PP ya en el Gobierno. De este modo todos han visto cumplidas sus expectativas. Unos porque aprovecharon la máxima audiencia para lanzar algunas de las que son sus propuestas más importantes para salir de la crisis y, los otros porque con los condicionantes lanzados al aire pueden conseguir movilizar a un electorado desmotivado y del que se pronostica una amplia abstención. Queda aún mucha campaña por delante pero parece que en estos comicios no hay batalla que vaya más allá de conocer si el margen que separará al PP del PSOE será amplio o muy amplio.