Expectativas difíciles

08/02/2012 - 00:00 Redacción


 Seguimos a la espera. Aunque ayer parecía que la ministra de Empleo, Fátima Báñez desmenuzaría el “gran proyecto reformista” para los próximos cuatro años en materia laboral su primera comparecencia en el Congreso de los Diputados se convertía en un simple esbozo. A pesar de que se esperaba que diera más detalles sobre la reforma del mercado de trabajo, la titular de Empleo y Seguridad Social solamente desvelaba la intención de crear un contrato único y la de apostar por el tiempo parcial con una remuneración “razonable” para fomentar la contratación de los jóvenes. No eran las únicas líneas generales que se conocían. También se ponían sobre la mesa las reformas en materia de pensiones que resumía en tres ejes: compatibilizar el cobro de una pensión y la continuación en el mercado laboral; la libertad de elección sobre la jubilación y la disminución de las prejubilaciones. Poco más se hacía público de los objetivos de la reforma laboral que el Consejo de Ministros espera aprobar el próximo viernes. Aunque de nuevo con generalidades se calificaba de “completa y equilibrada” y se enumeraban como principales objetivos el de frenar “a corto plazo” la destrucción de empleo y el fraude, la de generar trabajo estable y la de introducción de mecanismos efectivos de flexibilidad interna. No mucho más conciso era, con respecto al mismo asunto, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, quién aseguraba que los planes del ejecutivo central pasan por la negociación colectiva, la simplificacion de contratos y la incentivación de políticas activas y pasivas que ayuden a los ciudadanos a encontrar empleo. En el fondo, generalidades que ya incluía el PP en su programa electoral y que durante las últimas semanas urgía en convertir en medidas concretas. Tendremos que esperar un poco más para conocer cómo el Ejecutivo de Mariano Rajoy pretende regenerar el mercado del empleo en España. Lo que empieza a estar claro es que los efectos de estas medidas no serán tan inmediatos como se desearía, por lo que habría que empezar a valorar si no habrá sido una estrategia arriesgada crear tantas expectativas difíciles de cumplir.