Expoclásica

20/12/2013 - 23:00 Laura Sánchez Doménech

  Afortunados los músicos porque ahora contamos con una “Expo” dedicada a nuestro campo. Los días 22 (Santa Cecilia), 23 y 24 de noviembre se llevó a cabo la citada exposición; aunque apenas fue anunciada, su escasa publicidad parecía prometedora en algunos aspectos ya que, cito textualmente: “nace como respuesta a la crisis económica que ha afectado a la industria cultural española (...) sus objetivos son estimular la cohesión y comunicación del sector a nivel nacional, favorecer la internacionalización de nuestros músicos, asociaciones e instituciones e impulsar a los jóvenes talentos españoles, facilitando su acceso al sector profesional” ante estas expectativas ¿Quién puede resistirse? Los horarios de apertura al público eran de 10:00 a 18:00
¿Por qué no acercarse? Sábado por la mañana y el tren llegaba a Atocha cargado de viajeros que acudían a la convocatoria de manifestación a favor de la Sanidad y la Educación públicas, las pensiones y en contra de las nuevas propuestas de leyes para las huelgas y manifestaciones. Así, el ambiente de “Sol” estaba enrarecido, no sólo por la contaminación, sino porque, a parte del gran abeto de metal impuesto en la plaza, los vendedores de lotería, los escaparates del gran centro comercial y los turistas despistados, el ambiente prenavideño se diluía con la tensión del resto de los ciudadanos. Ya en la calle del Arenal un grupo de músicos, con “licencia para tocar” en las calles, tras aprobar casting de selección, se disponían a interpretar sus obras para deleitar al delicado oído de los transeúntes. Ya en la Casa de las Alhajas (Obra Social Caja Madrid), donde se ubicaba el evento, nos extrañó no encontrar ningún anuncio que indicase que se estaba celebrando Expoclásica.
Subiendo las escaleras de entrada al edificio, una encargada de la seguridad nos detuvo con una pregunta “¿A dónde van?”, ante lo cual sólo cabía una respuesta, aunque, visto lo visto, uno se preguntaba ya si se había equivocado de hora, de día, o de puerta. Al comprobar que pretendíamos seguir subiendo, la encargada de seguridad se interpuso de nuevo “ Es que esto es un evento privado y sólo se permite el paso con acreditación” ¡Pero bueno, el colmo! “¿Pero esto no es una Expo? ¿Y no ponía que estaba abierta al público?” Con estas preguntas ya habíamos llegado al mostrador de la entrada y la encargada de la seguridad nos dejó allí, para que preguntásemos, sin quitarnos el ojo de encima, pues debía sentirse muy responsable de la seguridad en un edificio de nombre tan rimbombante.
  Menuda desilusión, venir a una feria así. Cuando por fin nos llegó el turno en la fila del mostrador, le hicimos las preguntas de rigor a la empleada que nos atendió, ¿la exposición estaba abierta al público?, ante lo cual nos sorprendió respondiendo “Esto es un evento para músicos profesionales”, una respuesta interesante, ante la cual cabía preguntarse si había que haber llevado el título, una fotocopia del mismo, o el piano a cuestas, pero la mujer siguió informándonos de que para pasar necesitábamos acreditación, y que si la habíamos reservado, la podíamos recoger allí ¿Reservar? Pero si en la web no decía nada... , por último, añadió, también podíamos adquirir una, 50 euros por estudiante y 60 si no podías demostrarlo... ¡Vaya!
   ¿Dónde había quedado eso de que nacía como respuesta a la crisis económica que había afectado a la industria cultural española? Una vez más, volvieron a confirmarnos lo que ya sabíamos, pero que a veces se olvida, esa “industria cultural” es un círculo cerrado que se retroalimenta, se canivaliza, y que es verdad que debe estar en crisis cuando lo que te anuncian con grandes carteles y por megafonía en plenos almacenes de Sol es el libro que ha “escrito” una “tertuliana del corazón que tuvo una hija con un torero”, narrando sus aventuras y desventuras y, debe estar en crisis cuando, todos los fines de semana, manifestaciones de miles de personas recorren el Paseo del Prado pidiendo la finalización de los recortes que afectan, y afectarán cada vez más, a esa cultura decadente.