Falta de sensibilidad en la residencia de mayores Nuevo Horizonte

16/09/2011 - 00:00 Paulina Martínez Gárgoles


Quisiera exponer mis quejas sobre el personal que trabajó la noche del 1 de septiembre. Cuando llegué por la mañana, vía a una enfermera y le pregunté por mi marido y me contestó “que se lo cuente él”. Al llegar a la habitación lo encontré llorando desconsoladamente, pidiéndome que le sacara de allá, que no quería quedarse ni un minuto más, a punto de que le diera un infarto pues está operado del corazón, tiene cáncer y muchas más cosas. Me contó que por la noche no se encontraba buena, que le dolía la tripa y que estuvo gritando, para que fueran a la habitación, porque él no tiene la posibilidad de llamar a ningún timbre ya que debido a una enfermedad degenerativa no mueve los brazos y para levantarse y ponerse en pie necesita la ayuda de dos personas.

   Cuando fueron las auxiliares él pidió que llamaran a la enfermera y le contestaron que no podían llamarla porque estaba durmiendo y que se aguantara hasta el día siguiente. Como siguió gritando, pidiendo auxilio, le cerraron la puerta de la habitación y así pasó el resto de la noche hasta que llegó el resto del personal por la mañana. Llamé a la gobernanta y subió también el director, contra los que no tengo ninguna queja, al contrario, lo que les he pedido para poder atender personalmente a mi marido, me han permitido y facilitado. Mis quejas son con algunas auxiliares y les pido que traten con más cariño a los enfermos porque bastante desgracia tienen y nunca se sane, puede que algún día sean ellas las que estén en la situación de estos enfermos. Al resto del personal, les doy las gracias de verdad, especialmente a algunas personas que sí demuestran su profesionalidad.