Favoritismos y catadura moral
11/11/2011 - 00:00
Si hablamos de reparto partidista, no resulta un tema novedoso en nuestra provincia. Los que eran argumentos en otros tiempos del partido en la oposición, del PP, resultan ahora ideales para los socialistas desbancados de los sillones de mando de las administraciones. Si hace unos días era el secretario de Organización del PSOE de Castilla-La Mancha, José Manuel Caballero, quien denunciaba que la inmensa mayoría de los ayuntamientos gobernados por los socialistas no están recibiendo dinero de la Junta de Comunidades; ayer era el regidor azudense, Pablo Bellido, el que llegaba a acusar a la presidenta María Dolores de Cospedal de intentar asfixiar a los municipios para provocar un deterioro de los servicios públicos. Más allá de lo pobre de un argumento que se vendría abajo con tan solo recurrir al dicho popular de que de aquellos polvos vienen estos lodos, por aquello de que las arcas regionales están como están gracias a la gestión durante 28 años de los socialistas, lo curioso es que son muchos los municipios gobernados hasta ahora por socialistas los que reclaman importes más elevados, quizá porque eran ellos los que antes se repartían una buena parte del pastel presupuestario. Hay que recordar la polémica que en 2008 surgía con respecto al Fondo Regional de Cooperación Local (Forcol). Entonces eran los alcaldes de Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara, los tres del PP, los que criticaban al presidente Barreda por el reparto sectario de unos fondos que la Junta asignaba con más alegría entre los tres ayuntamientos socialistas más importantes en población de la región, Albacete, Talavera y Toledo. No era ni la única, ni la primera vez que se alegaban intereses de partido en el reparto de subvenciones y ayudas públicas. Ahora, las posiciones de las fuerzas políticas han cambiado y el PSOE acusa a los populares de practicar las que en otras épocas eran sus tácticas, según el PP. Si apelásemos a la igualdad de todos los ciudadanos que preserva la Constitución tendríamos que concluir que acusaciones como éstas, que se vierten en los medios de comunicación, no son más que argumentos para el encontronazo político. De no ser así, de tener visos de realidad palpable, estos favoritismos poco dirían de la catadura moral de nuestros políticos.