Ficción o realidad

21/10/2011 - 00:00 Javier Montoya Ribera

 
  
     Ni en los mejores guiones del cine de intriga y terror se ha visto nada igual. Terminaba una jornada laboral dura como todas las que en aquellos tiempos en los que estábamos esperando la firma de un préstamo importante para salir adelante con la empresa Muebles Montoya. Se sube a casa Antonio y yo a la mía. Pasa una hora, me llama Rafa para decirme que se ha caído Antonio. Sube Marga. Pasaba el tiempo y nadie me llamaba para decirme nada. Jamás pensé en el fatal desenlace. Conmigo estaba, como siempre a mi lado, Francisco Pineda para el que no tengo palabras de agradecimiento en todos los sentidos tanto en lo humano como en lo laboral. Lo demás ya lo conocen. Cada día que pasa me siento mas triste.

  No os podéis hacer una idea de lo que es perder a un familiar en un asesinato, a un familiar indefenso como era mi hermano. Bueno no es sacar pecho, ni mucho menos, pero señores me siento muy, pero que muy, orgulloso de llevar el apellido que llevo, Montoya, de tener la familia que tengo, y de ser de mi pueblo, Mondejar, que lo llevo clavado en mi corazon. Ya no queda otra cosa que confiar en la justicia, que pronto celebrara el juicio. Para el juicio popular al que hemos sido sometidos por parte de algunos hipócritas (quizá no haya familia tan denostada, tan maltratada y vejada) no encuentro calificativos. Señores tengo que dejar de escribir, las lagrimas no me dejan continuar. Perdón les pido por ello.