Fiesta de las Aguedas: celebrar lo conocido

06/02/2012 - 00:00 Redacción


 Uno de los grandes atractivos de la provincia de Guadalajara son sus fiestas tradicionales, de las que hay una gran variedad y cuyo origen -en la mayoría de los casos- es ancestral. Lejos de lo que pudiera parecer el invierno no es un impedimento para el disfrute de las tradiciones y desde que empieza el año hasta que acaba son múltiples las citas festivo-religiosas que invaden todos los rincones de la provincia. Estamos inmersos pues en un ambiente lúdico en el que las botargas se convierte en principales protagonistas. A pesar de su constante presencia en los festejos invernales, este fin de semana el protagonismo no ha sido para estos personajes enmascarados sino para las mujeres. En muchos municipios las féminas se han convertido en dueñas y señoras del gobierno municipal aprovechado la festividad de las Aguedas aunque las más conocidas sean las de Espinosa, que el sábado vivían su día grande, y las de Cogolludo. Hay que recordar que la celebración de la Fiesta de Santa Águeda en Cogolludo, fue declarada de Interés Turístico Regional el 21 de diciembre de 1995, ya que se remonta al siglo XVI, existiendo documentación en el que se explica que ya en 1598 la iglesia pagaba la misa que celebran las mujeres en esta festividad. Es el día en el que mandan las mujeres y en él, más que en cualquier otro del año, se manifiesta con mayor claridad la rivalidad existente entre los sexos. Aunque el colectivo femenino está ya plenamente integrado en el ámbito social, laboral y político de nuestro país ( en muchos ayuntamientos -cada vez más- el bastón de mando está en manos femeninas), esta celebración sirve cada año para no olvidar que hubo un tiempo en el sexo determinaba quién se sentaba en el sillón del primer edil. Esa situación ya va cambiado y, a pesar de que queda camino por recorrer para que la igualdad sea del todo real, lo cierto es que la presencia de la mujer en todos los sectores de la sociedad hace que esta fiesta se convierta más en una celebración de lo conseguido que en una lucha de lo que queda por conseguir.