Gallineros

19/02/2016 - 23:00 Antonio Yagüe

Ha sido llegar Podemos al Congreso de los Diputados y descubrir que allí hay un gallinero, justo cuando ya no quedan en los cines y son una especie de reliquia en los pueblos. Y los que sobreviven, ni siquiera tienen gallo porque ya no se echan gallinas cluecas y se considera inútil fecundar los huevos. Pero, bronca tras bronca, han logrado sentar a sus cabecillas en las primeras filas, en los mejores sillones, para ser bien vistos y hacer del hemiciclo una especie de plató o circo donde hacer muecas, levantar puños, chillar o amamantar criaturas. En el lugar de la casta, como burguesitos, y eso que algunos de ellos se consideran ‘antisistema`. Iglesias y Errejones parece que no tienen ni idea de historia o faltaron a clase el día que se explicó la Revolución Francesa, a la que tratan de imitar en los salones y en la calle. En aquella Asamblea los diputados más radicales se sentaban en los bancos más altos. Se les creía los más revoltosos y formaban un grupo temible, la Montaña, en su mayoría procedentes del club de los Jacobinos. Pero, llegados de parte del coronel Chávez, estos ni en eso se parecen. Dicen también que han venido para acabar con el protocolo, y ahí los tienen en mangas de camisa aunque se mueran de frío o haya que despachar con el Jefe del Estado. O se plantan un smoking alquilado para ir a los Goya y circular como la casta por la alfombra roja. Siempre pensando qué hacer, no en plan leninista sino en plan mediático. Atinó Pablo. Los medios picaron en el cebo y el público se lo pasó bomba dándole al chisme. ¿Un gallinero en el Congreso? Hasta ahora no lo había. Quizá en los toros, el teatro o el antiguo cine Aguilar de Molina. Todos los escaños del hemiciclo eran dignos de tener en cuenta. En las filas superiores se han sentado diputados tan ilustres y de izquierdas de verdad como Txiki Benegas, Rafael Alberti, Dolores Ibarruri, Rodríguez Ibarra… Esta gente podemita no tiene ni idea de cómo es el Congreso, y eso que dicen ser profesores de Políticas en la primera Universidad de Madrid. Ni de lo que es un gallinero. Solo falta la zorra para un gobierno de fábula.