Gracias

12/09/2011 - 00:00 Yolanda Viejo Romera


El pasado 16 de agosto, día del encierro de Brihuega, sufrí un percance que sólo se ha quedado en un gran susto. Estaba en el campo, cerca de la boquilla, cuando uno de los toros rojillos echó a andar hacía el lado donde nos encontrábamos. Sólo me dio tiempo a ayudar a mi hija a subir al árbol y quedarme inmóvil detrás del tronco. El toro pasó y uno de los caballistas que me reconoció dijo: Yoli, no te muevas. En ese momento no me moví, pero nada mas pasar el toro, por eso de si se da la vuelta, intenté subirme al árbol y como el tronco estaba muy, muy seco me escurrí con tan mala suerte que caí en un montón de piedras grandes y con picos, vamos, el dichoso majano. Por eso mi agradecimiento a todas las personas que a partir de ese instante se organizaron y preocuparon para hacerme más llevadero ese doloroso momento.

   En primer lugar quiero dar las gracias a mi hija Lucía, hermana Mamen y prima María por la tarde tan buena que pasamos....hasta que ocurrió la caída. También dar las gracias a los chavales que corrían con el toro y al verme dejaron de correr y me atendieron con todo el mimo y cariño del mundo (Carlos, Vicente, primo Antonio, y unos chavales que vestían una camiseta amarilla y pantalón rojo, que más tarde me enteré que eran de Valdesaz, etc...). Mil gracias. Gracias a Tomás que se expuso a que volcara su Land Rover, por acceder lo más cerca posible a mí y así a penas moverme

    Gracias a Jodra y sus dos compañeros de ambulancia, que hicieron desde el minuto uno, el protocolo a seguir con sumo cuidado y explicándome todos los pasos. Gracias a los médicos que me atendieron en lo que llamamos quirófano, pues me realizaron una ecografía para descartar alguna lesión de hígado y riñón, y me tranquilizaron con sus palabras.

   A ti también Mariví, que aunque te cambió la cara cuando viste que era yo, me diste fuerza. Gracias a los dos chicos y una chica que fueron conmigo en la ambulancia de Brihuega a Guadalajara, por hacerme el camino más llevadero con su presencia y por los calmantes que me administraron, que algo de efecto hicieron. Gracias a la enfermera de “granᔠque desde que llegué al hospital estuvo pendiente de mí en todo momento y se encargó de que me sintiese cómoda.

   Gracias a los dos médicos que me exploraron y me dieron ánimos cuando después de hacerme seis o siete radiografías me dijeron que no tenía nada roto, que se había quedado en una fortísima contusión, que duraría “algunos”días”. También quiero dar las gracias a toda mi familia por siempre estar ahí. Para todas estas personas y alguna que sin querer habré olvidado, mi sincero agradecimiento. .