Guadalajara se viste de fiesta
20/08/2013 - 00:00
Las calles vacías de la capital contrastaban estos días con el bullicio con el que se llenaban nuestros pueblos durante el fin de semana. El calor apretaba y la salida masiva tradicional, que coincide con el 15 de agosto, convertía la ciudad en un remanso de paz frente a la algarabía y el alboroto que rompían el silencio que, durante el invierno, inunda muchas de las localidades que en estas fechas celebran a sus patronos. La fiesta estallaba y en cada rincón se podía escuchar y disfrutar de charangas, orquestas, festejos taurinos y culturales. Brihuega, con la Virgen de la Peña; Sigüenza, con la Virgen de la Mayor; Cogolludo o Poveda de la Sierra, con la advocación de la Virgen de los Remedios; Durón, con su Virgen de la Esperanza; Uceda con la Virgen de la Varga; Pastrana y Congostrina con la Virgen de la Asunción; Ocentejo con la Virgen del Rosario; Galve de Sorbe con la Virgen del Pinar; Clares con la Virgen del Lluvio; Codes con la Virgen del Buen Suceso; Terzaga con la Virgen del Buen Amor, Torrecuadrada de los Valles con la Virgen de las Cuevas, Peñalén con la Virgen de la Torre; La Cabrera con su devoción por la Virgen del Pulgar o Viana con la Virgen de Nazaret ; son sólo algunos de los pueblos que viven estos días sus fiestas patronales. La austeridad vuelve, este verano, a ser la tónica generalizada aunque la difícil coyuntura económica no es sin embargo una excusa para no honrar al patrón o a la patrona en su día grande. Se ajustan los presupuestos, se negocian las contrataciones de orquestas, artistas y eventos taurinos e incluso se reducen días. Todo con el objetivo de que nadie se quede sin poder celebrar una festividad que en muchas ocasiones se convierte en el pretexto ideal para la reunión familiar anual o para dinamizar sectores, como el de la hostelería, que hacen en los días de fiesta su particular agosto. Los ayuntamientos tiran de imaginación y son muchas las localidades en las que incluso los propios vecinos hacen aportaciones económicas para ayudar a la organización de los festejos. Guadalajara, por unos días, dejaba atrás la dura rutina, esa en la que se habla de economía, de paro y de recortes, y se vestía de fiesta, rezumando alegría y reencuentros.