Hasta el Tato estuvo aplaudiendo a una piedra

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Te cuento
Es habitual en la política que una simple piedra tenga una más que notable fuerza de atracción. Ayer se volvió a comprobar en pleno campo, en la parte trasera de Renfe, donde está previsto que unos años funcione a pleno rendimiento un polígono que combinará industria, universidad, ciencia e investigación.
Como se dice vulgarmente, al acto de colocación de la primera piedra de El Ruiseñor no faltó ni el Tato. Allí estuvieron, además de los actuales responsables políticos de todas las administraciones, hasta el anterior alcalde de la capital, Jesús Alique, el ex consejero de Urbanismo de la región, Alejandro Gil, o el ex presidente de la Diputación provincial Francisco Tomey. En un momento, lo que era una parcela de maleza y tierra se convirtió en un improvisado aparcamiento para Audis, Mercedes y demás, amén de algunas unidades móviles de periodistas. Llamaba mucho la atención que en medio de la nada se levantara una carpa que acogiera las intervenciones de los políticos, a la que, por cierto, se dieron los últimos retoques cinco minutos antes de que llegara el pez gordo, el presidente regional, José María Barreda, Luego, vino para todos.