Henche conserva la esencia de la matanza

05/12/2011 - 00:00 Redacción



  El Ayuntamiento de Henche volvía a convocar ayer a todos sus vecinos este domingo para recordar viejos tiempos alrededor de la matanza. Desde hace doce años, la Corporación Municipal se propuso que aquel acto familiar y protagonista de los inviernos en nuestra provincia se convirtiera en una fiesta y así ha sido. Cientos de personas se concentran alrededor de un ritual que se prolonga durante varios días y en los que matarifes, máquinas choriceras, baldes, ascuas y gachas, entre otras cosas, se unen en torno a una tradición que sigue viva. La matanza del cerdo a pesar de ser muy laboriosa de trabajo, no deja de ser un acto social de convivencia. Al ser el cerdo el único animal domestico que además del factor principal de carne en la alimentación humana, también es considerado el protagonista de una tradición que reúne en el acto de su sacrificio, a las familias, amigos y gentes del entorno. El origen de la matanza del cerdo se remonta a tiempos muy antiguos, pues algún recetario de la época griega ya habla de cómo condimentar determinada clase de morcillas, siendo la receta similar a las de hoy. Estudiosos del tema aseguran que los Celtas ya salaban la carne del cerdo, y la conservaban secándola al frío o con humo, y se servían de ella durante un gran periodo de tiempo. Otros autores fijan el origen en los antiquísimos pobladores galos, y, como hay gustos para todos, y es una práctica tan extendida esto de las matanzas y conservación de sus carnes, pues hay quien dice que la raíz principal se encuentra en el Imperio Romano, que fue aquí donde comenzó a realizarse el despiece del cerdo para así poder aprovechar cada una de sus partes. Independientemente de su origen, la matanza es una de las tradiciones festivas familiares que todavía se sigue conservando en nuestros pueblos. Ahora, más allá de la necesidad, la mataza se ha convertido en un atractivo turístico en el que la participación de los vecinos se hace fundamental. Sin embargo, y con sus matices, esta fiesta es una de las que mejor conserva su esencia y un buen lugar para comprobarlo es Henche.