Hipocresía
Ahora que ya es agua pasada la masacre de París y nos estamos volcando en el aniversario del genocidio nazi de Auschwitz, tal vez no sea un despropósito recordar que no estamos libres, ni mucho menos, de que la historia se repita, aunque sea en niveles menores, pero suficientes para que nos sintamos preocupados, cuando no francamente alarmados, ante el incremento del terrorismo islamista Nos estamos acostumbrando a atentados de docenas de muertos. Pero en tierras lejanas. Y no hay que esperar a que vuelva a tocarnos a nosotros para adoptar todas las medidas posibles para impedirlo, como ya empieza a hacerlo la U. E. Pero si los líderes políticos dicen que aprecian y respetan la cultura islámica, ¿qué podemos hacer nosotros? Pues lo mismo que aquel estudiante que al preguntarle el profesor por una característica del anhídrido sulfúrico o sulfuroso contestó que su agradable olor. -¿Agradable? insistió el profesor.- Pues a mi me gusta. O sea que el muchacho era un mentiroso o un ignorante. Es algo parecido a llamar xenófobo a quien advierte de los riesgos de la inmigración musulmana a los países europeos. Ignorancia o hipocresía. Entre el buenismo de unos políticos y la incompetencia de otros (recordemos la Alianza de Civilizaciones) el Yihadismo se ha infiltrado en Europa, y no sólo nos envía terroristas entre sus inmigrantes normales, sino que capta jóvenes sanos, de mente limpia, y nos los devuelve cargados de odio y entrenados para matar. Mentiroso o hipócrita será quien estando al tanto de los avances del Yihadismo en el mundo occidental, diga que no siente miedo, sobre todo desde la tierra que fue el Al Andalus árabe y está en el punto de mira del Yihadismo. ¡Ojalá estas líneas no sean una premonición de lo que en nuestro país puede volver a ocurrir cuando a tantos jóvenes musulmanes españoles se les promete un cielo de huríes y se les incita a morir matando infieles, aunque sean compatriotas! ¡Cómo se acuerda uno ahora, después de las toscas viñetas de Charlie Obde, de las artísticas, inteligentes y equilibradas viñetas de Mingote quien nunca dibujó para molestar a alguien! ¡Qué diría el genial dibujante de ABC si viese el mal gusto, la insultante procacidad, de unas viñetas que ahora circulan por Internet en que aparecen con los muslos al aire, y menos mal que tapadas sus partes pudendas, las caricaturas de Obama, la Merkel, Rajoy, la reina de Inglaterra, ¡el Papa!, y alguno más en clara disposición de exonerar el recto. Dicho sea finamente.