Homenaje a los enterradores

29/10/2010 - 00:00 Ernesto J.López Alonso

 No sé si, alguna vez, se habrá rendido homenaje de recuerdo y agradecimiento a los enterradores. Me alegraría que así hubiera sido. Y, por supuesto, por pluma más prestigiosa que la mía: enclenque, asmática y pobretona. He visto muchas veces -en los grandes cementerios- a los enterradores, uniformados, solícitos, callados con silencio de circunstancias o hablando quedo entre ellos, como si quisieran sumarse al dolor ajeno. Cerrar nichos, con técnica rápida y eficaz. Descender féretros a las sepulturas profundas. Ofrecer, con reverencia profesional, la palada de tierra para que los parientes y amigos del finado la arrojaran sobre la caja, arrancando el sonido escalofriante del adiós terreno. Dejar las coronas de flores -último mensaje afectivo de los vivos a los muertos., apoyadas en formación cuasi castrense sobre la tumba del muerto. Y, a los pocos días, retirar esa mustiedad floral. Todos hemos visto o leído los homenajes que se rindieron a• personajes ilustres, destacados, en vida, por su hombría y buen hacer. Hoy, recordando vuestra actividad laboral: recoger restos descarnados, irreconocibles, repugnantes (en el sentido semántico auténtico de la palabra), cuando hasta los familiares apartan la vista de “aquello que fue y ya no es”, yo, con muchos años al hombro y sus dolencias anejas, ensalzo y agradezco vuestro ayer. Sí, Y lo hago hoy, porque las técnicas modernas con la cremación de los cadáveres, os están enviando al desempleo forzoso o paro total. El tiempo se encargará de hacer desaparecer mausoleos, panteones, tumbas. Se caerán las tapias de nuestros cementerios hodiernos y, con ello, vuestro loable oficio se hundirá en el abismo del olvido. Nuestros envoltorios carnales, convertidos en cenizas y entregadas a sus deudos para que las guarden en pequeños columbarios o las desparramen en el mar o en la montaña, para nada o casi nada, van a necesitar vuestro oficio de enterrador… Hoy, todavía, estáis a la espera de este futuro cierto. Por ello, contar, enterradores de hoy, con nuestro homenaje sencillo y afectivo, como si nunca pudiera llegar a ser realidad lo previsto ¿ o acaso no merecéis vosotros un homenaje? .