Innovar es rentable
En el entorno económico actual multitud de empresas han de plantearse cual es la mejor forma de sobrevivir. Esta coyuntura hace que las empresas tomen dos caminos diferenciados: buscar salir de esta situación reforzando su competitividad mediante la inversión planificada en I+D, innovación e internacionalización o dejar esta innovación de lado y mermar los presupuestos de los departamentos de I+D+i y la empresa decida invertir en recursos productivos y comerciales. Muchas compañías desconocen los incentivos que existen para financiar la innovación o no acceden a ellos por falta de recursos especializados. Sin embargo, las cuentas son claras: gracias a estos incentivos, apostar por proyectos de investigación, desarrollo o innovación tecnológica en la empresa es rentable, más incluso que cualquier otra actividad empresarial.
El escenario de ayudas y posibilidades de ahorros fiscales existentes en nuestro país hace que la apuesta innovadora se plantee rentable desde el principio. En los preliminares de la vida de un proyecto de I+D+i, es posible solicitar financiación para su ejecución, de forma que gran parte de los gastos podrán ser apoyados por fondos públicos. El Gobierno comparte el riesgo tecnológico de las empresas, mediante los incentivos presentes principalmente gestionados por el Micinn y el Mitic. Dentro de la Estrategia Estatal de Innovación (E2I), encontramos las diferentes ayudas comenzadas por INN-, como las gestionadas por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), que financian hasta en un 85% del presupuesto, siendo parte de la ayuda a fondo perdido, con nuevos fondos para proyectos en colaboración como el Innpronta (para grandes consorcios) o los fondos Feder-Innterconecta (para consorcios localizados geográficamente), que amplían claramente el abanico de ayudas a la I+D+i empresarial.
Entre otras de las convocatorias INN-, encontramos las diferentes ayudas del Ministerio de Ciencia e Innovación que pueden sufragar gastos en incorporación de tecnólogos (Inncorpora) o para proyectos consorciados que presenten colaboración público-privada (Innpacto). Por su parte, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio (Mityc) ofrece ayudas para la I+D+i en el sector TIC (Avanza), para inversiones (Reindustrialización) y el fomento de competitividad para sectores estratégicos industriales, automoción y aeronáutico. A nivel regional, las agencias de desarrollo de las comunidades autónomas disponen de fondos generalmente en forma de subvención directa, para financiar la I+D y las inversiones tecnológicas de las empresas de su región.
Por supuesto, cabe destacar los programas internacionales de financiación de I+D+i. En Europa, el más destacado el es 7º Programa Marco, cuyo mayor presupuesto se destina a la financiación de grandes proyectos en consorcio entre países europeos. La participación en estos programas asegura el establecimiento de lazos entre diversos actores de la cadena de valor de la Investigación y el Desarrollo, ya que en los proyectos participan empresas y organismos públicos de investigación.
Sin embargo, en ocasiones este programa se hace demasiado grande a las empresas que comienzan a apostar por desarrollos innovadores y quieren establecer primeros contactos fuera del país, que van más allá de una relación cliente-proveedor y pueden enfocarse como proyecto de investigación y desarrollo. Para ello sería posible participar en programas bilaterales entre España y otros países, que suponen la consecución de un sello, que asegura la financiación en la nación de origen de cada empresa.
Estos programas en nuestro país los termina financiando el Cdti. Los acuerdos bilaterales se acogen bajo los sellos Eureka con Europa, Iberoeka con Iberoamérica y programas con países como Canadá, Sudáfrica, Corea, Japón, China e India. El CDTI además financia mediante el programa Innternacionaliza, acciones de promoción para proyectos y tecnologías desarrolladas por las empresas. El siguiente paso es explorar las posibilidades de identificar deducciones por I+D+i, que pueden recuperar en la cuota del Impuesto Sobre Sociedades entre un 25 y un 42% del gasto ejecutado en I+D en cada ejercicio por las empresas y un 8% del gasto en innovación tecnológica (un 12% para el ejercicio 2012, tras la entrada en vigor de la Ley de Economía Sostenible), porcentajes aún más favorables en Navarra País Vasco y Canarias.
Este escenario de beneficios fiscales hace más viables en su análisis financiero a la mayoría de proyectos; minimizando la incertidumbre del riesgo tecnológico, dependiendo únicamente de su éxito a nivel económico, pudiendo acelerar las fases de comercialización e internacionalización, al reducir claramente el periodo de retorno de la inversión de los proyectos. Estas deducciones incluyen los proyectos de I+D+i planificados previamente y presentados a convocatorias de ayudas, ya que son compatibles, así como los que se desarrollan durante el ejercicio fiscal como I+D+i surgida de las mejoras internas que impliquen utilización de tecnología, en materia de producto y .