IVA: 18 - Aborto: 16
01/10/2010 - 09:45
Por:
El comentario
Fernando Almansa / Periodista
El Gobierno ha decidido que hay que tapar agujeros financieros a toda costa y a todo coste; y tras vaciar las arcas en planes E y Z, se dispone a rellenarlas, haciéndonos pagar más impuestos, subiendo el IVA del 16% al 18%; un incremento de dos puntos brutos que supone una subida de la recaudación fiscal por IVA del 12,5%, ¡casi nada¡, ¡todo sea por el bien patrio!
Al mismo tiempo y en perfecta sincronía, el Gobierno aprueba que las niñas de 16 años puedan abortar sin consentimiento de sus padres o tutores, o lo que es lo mismo, en este particular aspecto de los derechos civiles se rebaja la mayoría de edad de 18 a 16 años, los mismo números que en el tema fiscal pero en dirección opuesta.
Resulta curioso que en un tema tan delicado y sensible como el aborto, que con independencia de las valoraciones morales que correspondan, es siempre un tema de un profundo impacto psicológico para la mujer que se ve sometida al dilema de abortar o no, el Gobierno decida dejar desprotegidas de guía a las adolescentes de 16 años.
Es lamentable que para votar a estos partidos políticos que se adjetivan últimamente por corrupción e incompetencia , sean de derechas o de izquierdas, haya que tener 18 años para tener el juicio bien asentado. Cuando en realidad un niño de cinco años estaría en disposición de votar en el actual cuadro político. Y mientras tanto para una decisión tan trascendente, vital y que irremediablemente dejará huella para toda la vida en la persona que tiene que tomar esa decisión, se considere que con 16 años se tiene madurez suficiente.
Si es así, bájese la mayoría de edad para todo, sino seamos más serios.
Además, al igual que la subida del IVA del 16 al 18 por ciento es la prueba más patente del fracaso de la política económica del Gobierno, la bajada de los 18 a los 16 años para abortar es la prueba más escandalosa del fracaso de la política de educación sexual en nuestro país. Los embarazos no deseados entre las menores de 15 años se han multiplicado por cuatro desde 1998, y España encabeza el ranking europeo de embarazos no deseados de adolescentes. Para taparlo, nada más ruin y mezquino que apelar a la supuesta libertad sexual de la mujer adolescente.
Este Gobierno, hace aguas en temas clave, y el PP es muy mal y peor recambio. Nos sobran los dos grandes partidos, su falta de juicio, transparencia y sobre todo su absoluta falta de sentido común, los hace prescindibles.
Resulta curioso que en un tema tan delicado y sensible como el aborto, que con independencia de las valoraciones morales que correspondan, es siempre un tema de un profundo impacto psicológico para la mujer que se ve sometida al dilema de abortar o no, el Gobierno decida dejar desprotegidas de guía a las adolescentes de 16 años.
Es lamentable que para votar a estos partidos políticos que se adjetivan últimamente por corrupción e incompetencia , sean de derechas o de izquierdas, haya que tener 18 años para tener el juicio bien asentado. Cuando en realidad un niño de cinco años estaría en disposición de votar en el actual cuadro político. Y mientras tanto para una decisión tan trascendente, vital y que irremediablemente dejará huella para toda la vida en la persona que tiene que tomar esa decisión, se considere que con 16 años se tiene madurez suficiente.
Si es así, bájese la mayoría de edad para todo, sino seamos más serios.
Además, al igual que la subida del IVA del 16 al 18 por ciento es la prueba más patente del fracaso de la política económica del Gobierno, la bajada de los 18 a los 16 años para abortar es la prueba más escandalosa del fracaso de la política de educación sexual en nuestro país. Los embarazos no deseados entre las menores de 15 años se han multiplicado por cuatro desde 1998, y España encabeza el ranking europeo de embarazos no deseados de adolescentes. Para taparlo, nada más ruin y mezquino que apelar a la supuesta libertad sexual de la mujer adolescente.
Este Gobierno, hace aguas en temas clave, y el PP es muy mal y peor recambio. Nos sobran los dos grandes partidos, su falta de juicio, transparencia y sobre todo su absoluta falta de sentido común, los hace prescindibles.