Juntspel no
El otro día estuve charlando con Carme Chacón, próxima candidata del PSOE a las generales por Barcelona y nada sospechosa de bailarle el agua al nacionalismo cosa que sí han hecho sus compañeros del PSC sobre la que se nos avecina en Cataluña. A poco más de veinte días de las elecciones, la dirigente socialista insistía en la necesidad de aprovechar la cita del 27-S para acabar con la deriva independentista. Es el momento propicio, decía, para poner fin a la aventura enloquecida de Artur Mas y de la plataforma Juntspel Sí en la que se esconde el susodicho. Si no se produce una gran movilización que impida la victoria del conglomerado separatista, estaremos al borde del precipicio. El desafío de Artur Mas no se detiene con una reforma de la ley del Tribunal Constitucional, ni tampoco con las investigaciones policiales que demuestran una evidencia: las comisiones del 3% cobradas por CiU en las obras públicas, con destino al partido y/o al bolsillo de sus más ilustres dirigentes, como la familia Pujol. La desvergüenza de quienes se envuelven en la bandera catalana, en lugar de dar explicaciones por sus fechorías y delitos, no tiene límites. Se pasan por el arco del triunfo las sentencias del Tribunal Constitucional y dicen que España les roba cuando son ellos - con Pujol a la cabeza los que les han robado millones y millones de euros a sus conciudadanos. Ibarretxe con su mala leche dejó la política y se exilió voluntariamente a una Universidad de Puerto Rico, después de que le tiraran abajo el plan soberanista en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, no me imagino a Artur Mas tirando la toalla ni haciendo la maleta el próximo día 28 para refugiarse en uno de esos paraísos fiscales a los que algunos de sus valedores y compañeros de partido desviaban las comisiones del 3%. Aunque pierda las elecciones, seguirá incordiando y dejándose enredar por Oriol Junqueras y las plataformas ciudadanas independentistas. Carme Chacón se lamentaba la otra mañana de que el mayor error que han cometido los socialistas catalanes fue la alianza con ERC. Desde entonces, el PSC es un partido residual. Ya no tiene remedio. Ahora el problema no es la reforma constitucional, ni el federalismo. El problema ahora se llama ArturMas.