La anorexia y la televisión

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Cartas al director
PILAR VARGAS Presidenta ADABAL- Guadalajara
Ante la aparición en TV del programa “21 días” en el que una periodista se presta a un experimento para entender los TCA desde dentro.
La Asociación ADABAL(Asociación en defensa de los enfermos de Anorexia y Bulima Alcarreña) considera oportuno compartir las siguientes reflexiones:
1. Este tipo de reportajes no ayudan a cambiar la visión que la sociedad tiene de estas patologías. La periodista asume el planteamiento superficial del que se acusa a estas enfermas (consideradas víctimas de la cultura de la delgadez), al dar por supuesto que por el mero hecho de dejar de comer, puede entenderse la experiencia del trastorno.
2. Adabal entiende que en la profesión periodística como en todas existe un código ético y en este reportaje denunciamos la falta del mismo. Consideramos que no se pueden hacer experimentos frívolos con la enfermedad y menos aún con enfermedades psicológicas como son los trastornos alimentarios.
Hay que dejar claro que no todo vale para ganar audiencia y prestigio, y queremos resaltar que a nuestra opinión este trabajo no ha sido un trabajo de investigación sino un mero experimento que puede resultar más perjudicial que beneficioso para el colectivo a que se refiere
3. El contenido del programa busca impactar al espectador comparando el experimento “controlado” de la periodista con casos crónicos, graves de esta enfermedad y olvidando todos los casos en los que se cura. Se menosprecia el punto de vista del trastorno como enfermedad diagnosticable, tratable y curable (más del 60% de los casos salen adelante positivamente) al no aportar datos sobre el tratamiento concreto que reciben estas enfermas. Dejar claro el importante riesgo para la salud que supone el experimento reflejado en este programa, hecho constatado por el intensivo seguimiento médico al que estaba sometida la presentadora en esos días
Consideramos un objetivo irrenunciable defender a todos las personas que sufren en sí mismas, o en alguien de su entorno cercano, los estragos de estos trastornos y exigir responsabilidad a todos aquellos que se acerquen a esta realidad, velando de esta manera por la objetividad y el respeto debido a todos ellos.
Por otra parte, mostramos nuestra preocupación por el impacto que el programa haya podido tener en las personas consideradas en riesgo.