La Basílica del Pilar
10/10/2011 - 09:49
La Basílica del Pilar es uno de los santuarios más importantes del mundo católico, pues la tradición lo trata como el primer templo mariano de la Cristiandad. A él llegan anualmente miles de peregrinos, deseosos también de ver sus obras de arte de primer orden como los frescos pintados por Francisco de Goya.
A raíz de una atípica aparición mariana al apóstol Santiago, cuando éste se hallaba por tierras españolas, la mentalidad pagana de la época fue transformándose, hasta el punto que hoy la Basílica de Nuestra Señora del Pilar es una de las más visitadas en España por creyentes y curiosos, como lugar de oración y culto. Los fieles rezan ante la columna que la Virgen habría entregado a la ciudad como reliquia.
La Basílica de Nuestra Señora del Pilar no es un templo al uso. Su importancia histórica y religiosa se debe a unos documentos del siglo XIII, conservados en la catedral de Zaragoza como si de un magnífico tesoro se tratase. En ellos se narra cómo se produjo, y con qué finalidad, la aparición de la Virgen en tierras aragonesas.
La aparición
La historia se remonta a la época inmediatamente posterior a la Ascensión de Jesús, momento en que la fe de los apóstoles se vio reforzada. El apóstol Santiago, hermano de San Juan Evangelista e hijo de Zebedeo, tuvo la inspiración de predicar en tierras españolas, en aquel tiempo desvinculadas del cristianismo. Lo más interesante del caso es que, en el momento de producirse la aparición, la Virgen María vivía en carne mortal (algo que no ha pasado en otras pretendidas manifestaciones de la Virgen).
La Virgen pide una iglesia
La madre de Jesús se dirigió a Santiago para rogarle que se le construyese una iglesia en aquel mismo lugar. Pidió, además, que se alzase un altar en torno al pilar donde ella se encontraba, avisándole que "permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio...". Tras estas palabras, según recoge la tradición, la Virgen desapareció, dejando allí el pilar.
Sin dudar un instante, Santiago y los ocho testigos que habían observado todo el episodio comenzaron a edificar la iglesia.
El primer templo en honor a María
Poco antes de que estuviera finalizada la obra, el apóstol ordenó presbítero a uno de sus discípulos, luego consagró la iglesia y le otorgó el título de Santa María del Pilar. Se dice que esta fue la primera iglesia del mundo en honor de la Virgen María.
Es en este punto donde surge la polémica. Si bien algunos investigadores niegan lo relatado líneas atrás, otros defienden esta hipótesis basándose en una serie de monumentos y testimonios que demostrarían la existencia de una iglesia dedicada a la Virgen de Zaragoza.
El más lejano de estos testimonios en el tiempo sería el famoso sarcófago de Santa Engracia, conservado en Zaragoza desde el siglo IV cuando la santa fue martirizada.
Otro de los argumentos que esgrimen los defensores de esta tesis es que, en el año 835, Almoino, un monje de san Germán de París, redactó unos documentos en los que habla de la iglesia de la Virgen María de Zaragoza como el lugar donde habría servido San Vicente mártir en el siglo III.
Otra de las hipótesis explica que, hacia el año 714, antes de la llegada de los musulmanes a Zaragoza, existía un templo en honor de la Virgen.
Devoción popular
Sean o no fiables estas teorías, es indiscutible la arraigada devoción del pueblo español por la Virgen del Pilar. Tanto es así, que las autoridades eclesiásticas aceptaron, finalmente, el establecimiento del Oficio del Pilar y, a instancia de los soberanos, el Oficio definitivo en que se consigna la aparición de la Virgen del Pilar como "una antigua y piadosa creencia...".
En 1438, incluso, se escribió un libro que recoge los milagros atribuidos a la Virgen del Pilar y que contribuyó de forma definitiva a impulsar la devoción popular por esta Virgen.
Existen, al menos, tres rasgos característicos que diferencian a Nuestra Señora del Pilar de otras Vírgenes. En primer lugar, la aparición de la Virgen María se realiza en su vida mortal, es decir, estando aún viva en Palestina. En ningún otro lugar aconteció algo similar. En segundo, la Virgen trae una prueba: una columna o pilar para que, sobre ella, se construyera la primera capilla en su nombre. Hablaríamos del primer templo mariano de la cristiandad. Y por último, la existencia de una vinculación entre la tradición pilarista y la jacobea (del santuario de Santiago de Compostela). Estos dos lugares se han convertido en ejes insustituibles para la cristiandad española.
La basílica
A fin de poder atender adecuadamente al elevado número de peregrinos que allí se congregaban, en 1681 se depositó la primera piedra del nuevo templo en el que se incluyó, también, la capilla de la columna.
La santa columna ocupa un lugar especial en la basílica del Pilar. Se trata de la más preciada reliquia de cuantas se hallan en su interior. Sobre ella se encuentra la imagen de la Virgen, conocida por ello como la Virgen del Pilar, a la que popularmente se llamó "capitana de la tropa aragonesa". La razón de este apelativo es que su manto era utilizado como refugio y protección en tiempos de los reales sitios de Zaragoza.
Uno de los hechos que más suscitó la curiosidad popular fue el producido durante la Guerra Civil española (1936-1939). Durante este periodo bélico, varias bombas fueron lanzadas sobre el templo pero ninguna llegó a estallar. Esta circunstancia ha sido interpretada como un gesto de amparo por parte de la Virgen. En 1984, el propio Papa Juan Pablo II reconoció a la Virgen del Pilar como "patrona de la Hispanidad".
El retablo del altar mayor
La Basílica de Nuestra Señora del Pilar no sólo custodia los tesoros espirituales de la cristiandad, sino que constituye, en sí misma, una verdadera obra de arte.
Es digno de mención el retablo del altar mayor. En 1509, el cabildo solicitó los servicios del escultor valenciano Damián Forment para el diseño del banco del retablo mayor y, en 1511, contrató la ejecución del resto. Junto a sus líneas góticas, el retablo muestra una clara tendencia que preludia el Renacimiento español.
El cuerpo principal recrea tres escenas: la Asunción y el Natalicio de la Virgen y la Presentación de María en el templo; en la parte superior del retablo se representa la Gloria con ángeles músicos y, coronando todo el conjunto, aparece el Padre Eterno.
La santa capilla de la Virgen
La santa capilla de la Virgen es el lugar donde se sitúa la columna sobre la que se habría aparecido la Virgen al apóstol Santiago.
Esta capilla (en la que participaría Ventura Rodríguez) fue inaugurada en 1762 y es una obra fundamental del siglo XVII español. Se trata de un templete de formas curvas y envolventes y con efectos de perspectiva.
Como elemento central despunta un complejo escultórico realizado entre 1762 y 1765. Esculpido por José Ramírez de Arellano, presenta tres altares con dos grupos escultóricos dedicados, uno, a la venida de la Virgen y, otro, a Santiago y siete los convertidos. Ambos convergen hacia la columna, principal elemento del templo.
Actualmente, el pilar es de jaspe y su tamaño alcanza casi los dos metros. La imagen de la Virgen es de madera tallada y mide sólo treinta y ocho centímetros.
Goya en la Basílica
No se puede olvidar la contribución de Francisco de Goya que, en el año 1772, pinta el fresco de la Adoración del Nombre de Dios para el coreto. Una vez más, el genial artista exhibe su habilidad al colocar a los personajes creando una perspectiva en planos sucesivos de nubes. En la cúpula de la nave norte, destaca La Reina de los Mártires (Regina Martyrum), pintada entre 1780 y 1781.
La Basílica de Nuestra Señora del Pilar no es un templo al uso. Su importancia histórica y religiosa se debe a unos documentos del siglo XIII, conservados en la catedral de Zaragoza como si de un magnífico tesoro se tratase. En ellos se narra cómo se produjo, y con qué finalidad, la aparición de la Virgen en tierras aragonesas.
La aparición
La historia se remonta a la época inmediatamente posterior a la Ascensión de Jesús, momento en que la fe de los apóstoles se vio reforzada. El apóstol Santiago, hermano de San Juan Evangelista e hijo de Zebedeo, tuvo la inspiración de predicar en tierras españolas, en aquel tiempo desvinculadas del cristianismo. Lo más interesante del caso es que, en el momento de producirse la aparición, la Virgen María vivía en carne mortal (algo que no ha pasado en otras pretendidas manifestaciones de la Virgen).
La Virgen pide una iglesia
La madre de Jesús se dirigió a Santiago para rogarle que se le construyese una iglesia en aquel mismo lugar. Pidió, además, que se alzase un altar en torno al pilar donde ella se encontraba, avisándole que "permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio...". Tras estas palabras, según recoge la tradición, la Virgen desapareció, dejando allí el pilar.
Sin dudar un instante, Santiago y los ocho testigos que habían observado todo el episodio comenzaron a edificar la iglesia.
El primer templo en honor a María
Poco antes de que estuviera finalizada la obra, el apóstol ordenó presbítero a uno de sus discípulos, luego consagró la iglesia y le otorgó el título de Santa María del Pilar. Se dice que esta fue la primera iglesia del mundo en honor de la Virgen María.
Es en este punto donde surge la polémica. Si bien algunos investigadores niegan lo relatado líneas atrás, otros defienden esta hipótesis basándose en una serie de monumentos y testimonios que demostrarían la existencia de una iglesia dedicada a la Virgen de Zaragoza.
El más lejano de estos testimonios en el tiempo sería el famoso sarcófago de Santa Engracia, conservado en Zaragoza desde el siglo IV cuando la santa fue martirizada.
Otro de los argumentos que esgrimen los defensores de esta tesis es que, en el año 835, Almoino, un monje de san Germán de París, redactó unos documentos en los que habla de la iglesia de la Virgen María de Zaragoza como el lugar donde habría servido San Vicente mártir en el siglo III.
Otra de las hipótesis explica que, hacia el año 714, antes de la llegada de los musulmanes a Zaragoza, existía un templo en honor de la Virgen.
Devoción popular
Sean o no fiables estas teorías, es indiscutible la arraigada devoción del pueblo español por la Virgen del Pilar. Tanto es así, que las autoridades eclesiásticas aceptaron, finalmente, el establecimiento del Oficio del Pilar y, a instancia de los soberanos, el Oficio definitivo en que se consigna la aparición de la Virgen del Pilar como "una antigua y piadosa creencia...".
En 1438, incluso, se escribió un libro que recoge los milagros atribuidos a la Virgen del Pilar y que contribuyó de forma definitiva a impulsar la devoción popular por esta Virgen.
Existen, al menos, tres rasgos característicos que diferencian a Nuestra Señora del Pilar de otras Vírgenes. En primer lugar, la aparición de la Virgen María se realiza en su vida mortal, es decir, estando aún viva en Palestina. En ningún otro lugar aconteció algo similar. En segundo, la Virgen trae una prueba: una columna o pilar para que, sobre ella, se construyera la primera capilla en su nombre. Hablaríamos del primer templo mariano de la cristiandad. Y por último, la existencia de una vinculación entre la tradición pilarista y la jacobea (del santuario de Santiago de Compostela). Estos dos lugares se han convertido en ejes insustituibles para la cristiandad española.
La basílica
A fin de poder atender adecuadamente al elevado número de peregrinos que allí se congregaban, en 1681 se depositó la primera piedra del nuevo templo en el que se incluyó, también, la capilla de la columna.
La santa columna ocupa un lugar especial en la basílica del Pilar. Se trata de la más preciada reliquia de cuantas se hallan en su interior. Sobre ella se encuentra la imagen de la Virgen, conocida por ello como la Virgen del Pilar, a la que popularmente se llamó "capitana de la tropa aragonesa". La razón de este apelativo es que su manto era utilizado como refugio y protección en tiempos de los reales sitios de Zaragoza.
Uno de los hechos que más suscitó la curiosidad popular fue el producido durante la Guerra Civil española (1936-1939). Durante este periodo bélico, varias bombas fueron lanzadas sobre el templo pero ninguna llegó a estallar. Esta circunstancia ha sido interpretada como un gesto de amparo por parte de la Virgen. En 1984, el propio Papa Juan Pablo II reconoció a la Virgen del Pilar como "patrona de la Hispanidad".
El retablo del altar mayor
La Basílica de Nuestra Señora del Pilar no sólo custodia los tesoros espirituales de la cristiandad, sino que constituye, en sí misma, una verdadera obra de arte.
Es digno de mención el retablo del altar mayor. En 1509, el cabildo solicitó los servicios del escultor valenciano Damián Forment para el diseño del banco del retablo mayor y, en 1511, contrató la ejecución del resto. Junto a sus líneas góticas, el retablo muestra una clara tendencia que preludia el Renacimiento español.
El cuerpo principal recrea tres escenas: la Asunción y el Natalicio de la Virgen y la Presentación de María en el templo; en la parte superior del retablo se representa la Gloria con ángeles músicos y, coronando todo el conjunto, aparece el Padre Eterno.
La santa capilla de la Virgen
La santa capilla de la Virgen es el lugar donde se sitúa la columna sobre la que se habría aparecido la Virgen al apóstol Santiago.
Esta capilla (en la que participaría Ventura Rodríguez) fue inaugurada en 1762 y es una obra fundamental del siglo XVII español. Se trata de un templete de formas curvas y envolventes y con efectos de perspectiva.
Como elemento central despunta un complejo escultórico realizado entre 1762 y 1765. Esculpido por José Ramírez de Arellano, presenta tres altares con dos grupos escultóricos dedicados, uno, a la venida de la Virgen y, otro, a Santiago y siete los convertidos. Ambos convergen hacia la columna, principal elemento del templo.
Actualmente, el pilar es de jaspe y su tamaño alcanza casi los dos metros. La imagen de la Virgen es de madera tallada y mide sólo treinta y ocho centímetros.
Goya en la Basílica
No se puede olvidar la contribución de Francisco de Goya que, en el año 1772, pinta el fresco de la Adoración del Nombre de Dios para el coreto. Una vez más, el genial artista exhibe su habilidad al colocar a los personajes creando una perspectiva en planos sucesivos de nubes. En la cúpula de la nave norte, destaca La Reina de los Mártires (Regina Martyrum), pintada entre 1780 y 1781.