La bronca independentista

19/12/2012 - 00:00 santiago López Castillo


 
  No no sé lo que le pasaría a usted si desacatara una norma. Pues se le caería el pelo. Claro que si el incumplimiento proviene de CiU, PSC, PSV, PNV o ER, ancha es Castilla. La actitud de Mas -cada vez menos- y sus secuaces, además de actitudes chulescas, provocativas, amenazantes, groseras… son de mala educación. Principio fundamental para la convivencia, que tanto cacarean estos independentistas de salón; diálogo, diálogo, bla, bla, bla. No se paran en barras de dar, con perdón, patadas en los cojones a las instituciones del Estado. Pero se pirran por las pelas. Eso sí. Uno, que, afortunadamente, no tiene problemas con la Justicia, fue perseguido por Hacienda, o sea, la Agencia Tributaria, por no incluir en la declaración de la renta un artículo publicado en “ABC”, haciéndole “una paralela”.
 
  O sea, multa al canto. Y todo por 60 €. Amén de las cuestiones criticables del sistema, benevolencia para los políticos y horca para los contribuyentes, la ciudadanía no está en pie de igualdad con los poderes públicos. ¿No todos somos iguales ante la ley? Convergencia, volviendo al caso que nos ocupa, no. Es desafiante, chantajista, amenazador, trincón. Y digo esto pese a que la mayoría de mis amigos son catalanes, que no catalanistas, incluido mi querido parlamentario de CiU Josep Maldonado, cuyo mayor pecado es ser del Barça y también tengo a otro gran amigo en Viella que se llama Manuel Español, ídem por los cuatro costados y madridista hasta la médula (el otro día asesinaron a mi amigo Jordi Comas, presidente de los empresarios de Gerona, quien me enseñó a amar la Costa Brava y la noticia se me resbaló en forma de lágrima).
 
   El ministro Wert, al que conozco desde sus tiempos de UCD, siempre con un sesgo socialista, todo hay que decirlo para el que no lo conozca, está acometiendo la reforma educativa con valentía aunque reculando en tablas, permítase el símil taurino aunque soy contrario a la “fiesta” de los toros. Españolizar a los alumnos catalanes y podría decirse que viceversa. La cuestión radica en que debe primar la libertad de enseñanza y que en el caso de los independentistas catalanes el idioma oficial de España no existe, repercutiendo en las clases económicamente débiles, porque los pudientes, como Montilla, llevan a sus hijos a liceos y colegios extranjeros donde se imparte nuestro idioma oficial, que lo hablan, escolti, quinientos millones de habitantes. De modo que esto es lo que hay. Y, si el Estado sigue arrugándose, apaga y vámonos. Y si encima tenemos un presidente de Gobierno íntegro, honrado, pero caganet, nos echan del portal de Belén. Al tiempo.