La complicidad del silencio

26/11/2010 - 00:00 Redaccion

El acto institucional celebrado ayer en Guadalajara para conmemorar el Día contra la Violencia de Género volvió un año más a unir a las cuatro administraciones con presencia en la provincia. Vídeos, gestos y testimonios plasmaron una realidad cuyo principal enemigo es la incomprensión y el silencio. En ellos, familiares y amigos de víctimas de la violencia de género manifestaban su arrepentimiento por no haber sido contundentes a la hora de defender a las mujeres. En el acto se homenajeó a las 64 mujeres asesinadas en lo que va de año con ofrendas florales y se puso tarjeta roja a sus verdugos. En torno a este asunto no caben medias tintas, una idea que fue perfectamente transmitida a los presentes. A ello se une una nueva aportación que ha ido cobrando fuerza en la sociedad a lo largo de este año, la de los hombres. Ellos tienen mucho que decir al respecto. Son fundamentales a la hora de apoyar a las mujeres para evitar los malos tratos, para consolidar la tendencia creciente a considerarlos como terrorismo doméstico. Así, la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (Ahige), bajo la máxima de “el silencio nos hace cómplices”, desarrolló este verano varios actos en la región. Entre los más destacados, el que celebraron en Azuqueca de Henares en octubre. “Son hombres comunes, ciudadanos típicos, en muchos casos modélicos, amables, reconocidos y, a menudo, respetuosos y cordiales en su trabajo, que basan su seguridad personal en valores que representan el estereotipo tradicional masculino”, señalaba el alcalde azudense, Pablo Bellido. Esto hace que, dentro de esa aparente normalidad, se produzcan las agresiones, en silencio. Hay que luchar desde dentro del tejido social para acabar con esta lacra y la progresiva implicación de los hombres supone un avance esperanzador. Asuntos como éste se están trabajando a nivel asociativo e institucional, de la misma manera que la importancia de perder el miedo a denunciar. Se han dado grandes pasos. Se han ganado batallas, pero hay que ganar la guerra.