La difícil misión de ser profeta en Marchamalo
01/10/2010 - 09:45
Te cuento
El deporte modesto tiene estas cosas. Cuando un club no es profesional, a veces ser presidente requiere mucha dedicación, más de la prevista, y en la mayoría de las ocasiones, muy poco reconocida y fácilmente criticada. Los directivos tienen que dejar mucho tiempo de su vida personal o de sus trabajos para dedicárselo a la gestión del club. Si este caso lo trasladamos a un pueblo como Marchamalo, la dificultad es aún mayor.
El club de fútbol de la localidad está viviendo una crisis interna que ayuda muy poco a la entidad y al municipio. Nadie quiere hacerse responsable de la dirección del club pero todo el mundo critica a quien ha decidido, por motivos personales, no poner en riesgo su salud y dimitir. Marchamalo es así y así seguirá siendo. Ahora parece que hay algunos socios que estarían dispuestos a formar una junta gestora, pero nadie quiere ser la cabeza visible. Al menos, han dado un paso al frente para evitar que el club desapareciera pero los dimes y diretes no hacen ningún favor a aquellos que estén dispuestos a coger el toro por los cuernos. Mientras tanto, muchos jugadores pueden dejar el equipo ante esta situación de incertidumbre que vive el club.