La dura vuelta a la rutina

16/09/2012 - 00:00 Redacción

Un año más las Ferias de Guadalajara bajaban anoche el telón mientras que las de Azuqueca daban su pistoletazo de salida. En una Semana en la que la climatología ha sido espléndida con la capital, la fiesta no podía tener un mejor colofón. Ayer  miles de personas despedían con el Pobre de mí un intenso programa con cuyo fin empezaba a respirar tranquilo el alcalde, Antonio Román. Quedan días para analizar detenidamente cuáles han sido los aciertos o los fracasos de la gestión, pero lo que sí puede asegurarse desde este momento es que una de las decisiones más polémicas de los últimos años la de trasladar la fiesta al nuevo Ferial, ha quedado en el olvido, y que el regreso del chupinazo a la plaza Mayor ha supuesto un acierto para mantener contentos a unos peñistas que han suplido los recortes de presupuestos con ganas e ilusión por pasarlo bien. Y superadas ambas pruebas, surgía una tercera, la de conseguir un seguimiento masivo a un programa en el que a pesar de un presupuesto ajustado se reservaban actos para todos los gustos y edades. Aunque austeras, las Ferias de este año también han conseguido sacar la fiesta a la calle con actividades pensadas, especialmente para los niños, pero que han hecho las delicias, también de los mayores. Durante siete días en Guadalajara no se ha hablado de crisis, ni de subidas de la bolsa ni de la temida prima. Ahora la ciudad retoma su pulso y vuelve a la normalidad, a la rutina del trabajo y del colegio, que este año presentan panoramas nada fáciles. Se trata de una vuelta dura a lo cotidiano. Habrá quien piense que se han quedado muchas cosas en el tintero y para quien las Fiestas y Ferias de 2012 hayan sido las mejores de su vida. Lo cierto es que la crisis no ha restado ganas de diversión de los guadalajareños que un año más han demostrado su hospitalidad y también su civismo, a pesar de las dificultades por las que apsan muchos profesionales de la capital.