La eficacia de las manifestaciones

05/10/2012 - 17:26 Redacción

Los sindicalistas volvían ayer a utilizar la calle como altavoz del malestar que sacude a una gran parte de la sociedad. Aprovechando la celebración del Día Mundial por el Trabajo Decente se convocaban manifestaciones en todas las capitales de provincia del país, entre ellas Guadalajara, donde cientos de personas quisieron mostrar su descontento con la situación económica actual y la manera de enfrentarse a ella del actual Gobierno. Sin entrar en los motivos de fondo, lo cierto es que los sindicatos de todo el mundo buscan, con este tipo de iniciativas, sensibilizar a las sociedades sobre las duras consecuencias de la crisis, exigiendo a Gobiernos y organizaciones patronales una salida justa de la misma, apostando por el trabajo con contrato, salario digno, protección social y respeto a los derechos laborales y sociales. Sin embargo, en estos tiempos el cumplimiento de todas estas premisas parece irse convirtiendo en una utopía. La crisis global ha destruido 34 millones de empleos, sin que nada apunte a una recuperación. La pobreza extrema se ha incrementado en 64 millones de personas. De ahí la necesidad de plantearse, en este momento, la necesidad de estimular la demanda para crear empleo. Las denominadas “reformas estructurales” se están convirtiendo tan sólo en reducciones de costes laborales y menos gasto público, recortando gasto social y derechos laborales. Y deben ir más allá impulsando políticas que estimulen la economía para crear empleo e invirtiendo en la formación y cualificación de los trabajadores. Algo que según los sindicatos no se contempla en los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año. La población parece estar dispuesta a seguir movilizándose frente a unas políticas “agresivas”, que afectan a colectivos especialmente vulnerables. Pero eso también habrá que conseguirlo en su justa medida pues con tanta manifestación y concentración casi diaria, el interés puede ir perdiendo fuelle, y por tanto la eficacia.