La misteriosa sima de Amayas

06/08/2015 - 23:00 Antonio Yagüe

Los antepasados de Amayas podían tener razón cuando contaban que a dos kilómetros del pueblo, en una seca ladera con sabinas de poco porte, oían un murmullo fluvial. “Por aquí debe haber agua”, sostenían. También en Labros hablaban de un río subterráneo pocos kilómetros más arriba. El misterio empieza a desvelarse con el descubrimiento de una gran sima, que pudiera estar originada por un proceso erosivo kárstico de siglos en la roca cálcarea o el derrumbe del techo de una cavidad por el que se ha ido filtrando agua a niveles inferiores. “Hará 12 años. Estábamos cazando. Los perros iban siguiendo a un conejo. Vieron un agujerico y pensaron que se había metido allí. Pero se frenaron. Limpiamos y nos asomamos. Y menuda sima, cavidad o lo que sea”, relata Mariano Marco, uno de los descubridores. Se lo contó a la Guardia Civil. Un agente le echó un par y bajó por la angosta boca atado a una soga de 30 metros, que engancharon a la pala del tractor para facilitar la bajada y la subida. Unos meses después unos espeleólogos conocidos suyos de Zaragoza descendieron, equipados y poniendo anclajes. La sima, que podría sumarse a las doce catalogadas en Guadalajara, tiene según Mariano una sala o explanada de más de 10 metros de altura (como la pared del frontón). Está rodeada de formas verticales o estalactitas y de ella arranca una galería que llevaría hacia Mochales o Jaraba, por “donde ha tenido que correr el agua a mansalva”. Parece ser que los espeléologos se toparon con una zona laberíntica y dieron marcha atrás. Mariano, buen conocedor de estos parajes, cree que “cabría un hatajo entero de ovejas y grande. O todo Tartanedo”. Y que dentro se tiene que estar bien fresco en verano pues hay corriente de aire. Una sima en la sierra burgalesa de Atapuerca ha revolucionado las teorías sobre la evolución al encontrarse 5.000 huesos de humanos y animales de hace medio millón de años. ¿Qué misterios no puede albergar la de Amayas? Las aguas que algunos oían pueden haber excavado agujeros verticales hacia espacios amplios, que habrían permitido aislar ecosistemas en los que habitaron especies de plantas y animales únicos en el planeta, además de homínidos de procedencia misteriosa todavía. Todo está por descubrir.