La nueva centralidad
20/11/2013 - 00:00
La sociedad en general y la española en particular necesitan una nueva centralidad, una referencia nueva en sus prioridades. Hay que ordenar y reorganizar las preferencias sociales o aspiraciones comunitarias. Lo mismo que sucede con la planificación y organización del espacio físico donde se crean áreas nuevas de referencia y otras de expansión, igual sucede con nuestros valores y estimaciones. Los centros de interés de otros tiempos pasan a ser secundarios y cada generación, cada época, necesita cambiar la relevancia o la importancia de las ideas y de las cosas. La razón humana se hace más permeable o impresionable a otras manifestaciones. La gravedad social cambia de centro. En el fondo, toda acción política, todo esfuerzo de gobierno va dirigido a dotar a la sociedad de una nueva centralidad que no es igual que centralismo que las nuevas tecnologías han desmontado. Hay que cambiar estructuras, modalidades y contenidos de la autoridad y de las decisiones. El ciudadano se encuentra muy desorientado y busca certezas y seguridades.
A eso nos referimos cuando demandamos otra centralidad. Si repasamos las antiguas referencias, vemos que, por ejemplo, el sentido de la tradición ya no sirve y la legitimidad histórica no se impone por sí misma. Tampoco nos sirve la novedad como tal. Una conducta no es buena por el hecho de ser nueva. Se necesitan otros criterios. La autoridad no es referencia de centralidad pero la libertad tampoco es una opción viable frente a ella. Más conducta social se justifica por la ley racional que por la libertad sin límites con vocación de perpetuidad. Lo mismo ocurre con las tan denostadas ideologías frente a las exigencias del pragmatismo o eficacia social. La pregunta se refiere a qué temas y programas de gobierno son más esenciales y necesarios en la actualidad y que sobrepasen a otros en interés y urgencia.
Las grandes revoluciones científicas tuvieron lugar en la búsqueda y descubrimiento de un nuevo centro en función del cual había que reorganizar todas las concepciones vigentes. Eso tiene que suceder hoy con el hallazgo de un nuevo orden moral en la política. Cada sistema tiene su centro pero el sistema moral unifica e integra las demás derivaciones. El programa de la nueva centralidad comprende la opción por nuevos valores referenciados a la razón natural y al respeto a las personas. Después hay que dotar de fuerza, de prioridad y de decisión a dichos valores para su implantación en la sociedad que llamamos calificado como desorientada para que los cambios encuentren su razón de ser. Ello conlleva revisar discursos, métodos y actuaciones cambiando contextos y circunstancias. Hay que presentar resultados. Nuevos conceptos de libertad, de progreso, de desarrollo, de derechos humanos, de soberanía y participación. La comunidad o ciudad virtual derrumba todas las puertas, muros y fronteras de una convivencia entendida a nivel físico, espacial, administrativo y político. La comunidad moral en valores e ideales rompe todas las demás centralidades basadas en el poder, en el enriquecimiento, en el dominio y en la hegemonía de otros sectores sociales. Esta es la nueva proximidad y la nueva modernidad que se acerca.