La paranoia de las manifestaciones

04/10/2012 - 18:42 Redacción

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Algo falla cuando en un estado democrático, los ciudadanos, soberanos, entienden que se está vulnerando su libertad. Si bien es cierto que en los últimos días la suspicacia de la Policía se encuentra a flor de piel después de que buena parte de la sociedad les recriminase su actuación contra los concentrados ante el Congreso el pasado 25 de septiembre, también lo es que la situación tenía su justificación por aquello de la excepcionalidad. Sin embargo, parece que la paranoia se esté apropiando del sentido común. Un buen ejemplo de ello es el hecho de que los participantes en la Bicicrítica del pasado miércoles se vieran sorprendidos por las sirenas de los coches patrulla de la Policía Nacional cuando hacían su habitual ruta mensual por las calles de Guadalajara. Nunca antes había pasado algo similar aunque lo cierto es que los agentes no fueron más allá de solicitarles la identificación argumentando que no se pueden hacer manifestaciones ni reivindicaciones sin autorización de la Subdelegación del Gobierno. Hay quien piensa que con estos controles se impide la libre circulación de personas y ciudadanos, lo cual no es solo anticonstitucional sino que rompe la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 también ratificada por el actual Reino de España. Y hay quien considera que esos controles no son más que la tarea propia de las fuerzas de seguridad que entre sus funciones tienen la que evitar incidentes y mantener el orden. Tanto es así, que no debería extrañarnos que en las circunstancias como las actuales los agentes nos solicitaran la documentación aunque eso sí, siempre tenga una justificación lógica pues la identificación no debería convertirse en un elemento de presión.