La queja de un misionero
13/03/2012 - 00:00
Ante la sistemática y machacona información sobre algunos casos, no ejemplares por cierto, de algunos sacerdotes en países occidentales, un misionero de Angola de origen mexicano escribía, quejándose de la sesgada información, a un periodista en concreto de uno de los diarios de mayor tirada de un país occidental, entre otras cosas le decía que era vergonzoso no les interesase, los esfuerzos que hacen los misioneros en todo el mundo, como por ejemplo el de Fray Maiato con sus 80 años, que pase cada noche casa por casa confortando los enfermos y desesperados.
No es noticia que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a seropositivos
o sobretodo, en parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar. No es noticia acompañar la vida de un sacerdote normal en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.
La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua. Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece.
Sin pretender hacer una apología de la Iglesia y de los sacerdotes, no obstante quiero que sepa que insistir en forma obsesionada y persecutoria en un tema perdiendo la visión de conjunto crea verdaderamente caricaturas ofensivas del sacerdocio católico con la cual me siento ofendido.
Sólo le pido amigo periodista, busque la Verdad, el Bien y la Belleza. Eso lo hará noble en su profesión. Así acaba su carta el misionero, yo no creo necesario añadir nada.