La trifulca política traspasa los límites

07/06/2011 - 00:00 Redacción

 
Aunque no era de extrañar, todos esperábamos que el fin de esta legislatura supusiera el final del continuo encontronazo político al que ya estamos acostumbrados los castellano-manchegos. A pesar de las buenas intenciones de unos y otros, expresadas, al menos de cara a la galería, el traspaso de poder no está dejando en buen lugar a la clase política de nuestra región. Desde el pasado 22 de mayo nos estamos acostumbrando a que cada día la actualidad de los grandes medios nacionales venga marcada por el rifirrafe que se vive en Toledo ante el cambio de Gobierno. La transición calificada por el propio José María Barreda “como ejemplar” en el acto del Día de la Región, se está convirtiendo en un escándalo nacional. El último capítulo, de momento, es el de ayer. La Junta ha decidido suspender definitivamente las reuniones previstas con el Partido Popular para preparar y facilitar el traspaso de poderes, por lo que solamente volverá a reunirse con los ‘populares’ cuando la presidenta electa, María Dolores de Cospedal, haya nombrado a los consejeros de su Gobierno. La medida viene a enturbiar un poco más un panorama político que desde hace unas semanas tiene el espesor del chocolate. Desde que los populares salieran a la palestra para anunciar que la economía castellano-manchega está “en quiebra total”, el ambiente se ha enrarecido. No es la primera vez que desde el PP se esgrime tal argumento, pero ahora estas palabras han caído como un jarro de agua fría en Moncloa. Y no es para menos si tenemos en cuenta que incluso el Financial Times advierte que los mercados podrían poner de nuevo en su diana los problemas presupuestarios de las comunidades autónomas españolas. De ahí, que la trifulca política haya traspasado los límites de nuestra región. Lo que nos queda por ver es quién tiene razón, si los socialistas que presumen en las declaraciones de los dirigentes populares una justificación de los recortes sociales futuros o la de los populares que ven en la actitud del PSOE la última pataleta de unos malos perdedores. En cualquier caso lo conveniente sería que cada uno de los partidos empezase a asumir su nuevo papel si no quieren acabar defraudando a sus votantes.