La Universidad de Castilla-La Mancha después de la crisis
Las políticas de reducción del gasto público adoptadas en el último año y medio comienzan a dejarse sentir en la Universidad. Los recortes previstos están socavando ya la actividad de la Enseñanza Superior. La implantación de los diferentes Grados y Másteres se ha topado con la crisis económica dificultando sensiblemente su puesta en marcha. En el caso de los Grados, donde la reforma persigue el establecimiento de grupos de estudiantes más reducidos para con ello permitir una enseñanza basada en el seguimiento individualizado y evaluación continua del estudiante, la mayor necesidad se concentra en la contratación de nuevos profesores.
Hecho éste que no sólo no se está produciendo, sino que además podría verse agravado por la no renovación de los profesores asociados a tiempo parcial. Por lo que se refiere a los Másteres, el Rector de la Universidad de Castilla-La Mancha, en una carta abierta dirigida a toda la comunidad universitaria, ha hecho ya referencia a la imposibilidad temporal de introducir los estudios de posgrado con motivo de la situación económica que atraviesa tanto la Junta de Comunidades como la propia Universidad.
La combinación de la puesta en marcha de una reforma ambiciosa en sus objetivos y la situación de crisis económica puede resultar conflictiva como demuestra el encierro que los estudiantes de la Facultad de Educación que se está produciendo durante esta semana, cuyas principales reivindicaciones tienen que ver con lo dicho anteriormente. Más allá de las situaciones conflictivas que puedan surgir por parte de estudiantes y profesores, cabe advertir sobre la degradación de la calidad de la Enseñanza Superior si no se comienza a diseñar un proyecto de futuro para después de la crisis económica. O lo que es lo mismo, los tiempos actuales de crisis van a exigir de la comunidad universitaria un esfuerzo considerable que, sin embargo, no debería condicionar el futuro de tan importante servicio público.
Por todo ello, Comisiones Obreras está reivindicando, desde que comenzaron a aplicarse las medidas anticrisis, que las políticas de reducción del gasto público deben ser selectivas intentando dañar lo menos posible los derechos básicos de la ciudadanía. El futuro inmediato nos deparará con bastante probabilidad nuevos recortes que exigimos se produzcan en partidas presupuestarias que no afecten al desarrollo de servicios esenciales como la Educación Universitaria. ¡Pensemos en la Universidad después de la crisis!