La violencia de género y la igualdad

26/11/2011 - 00:00 Redacción

Como cada 25 de noviembre, la sociedad alcarreña alzaba ayer su voz para mostrar su repudia a lo que sigue siendo una de las mayores lacras de nuestra sociedad: la violencia de género. Con 54 caretas blancas presidiendo la sala Tragaluz del teatro auditorio Buero Vallejo, una por cada mujer que durante 2011 ha perdido la vida a manos de su pareja o expareja, daba comienzo el acto institucional que tradicionalmente se celebra en la capital y  cuya organización le correspondía este año a la Subdelegación del Gobierno. Todos los representantes de las administraciones fueron contundentes, como igualmente lo fueron las muchas asociaciones que a lo largo de toda la provincia organizaron actos de rechazo. La violencia machista es un acto u omisión intencional que ocasiona un daño, trasgrede un derecho y pretende el sometimiento y control de la víctima. Tiene su origen en un prejuicio ideológico que impide reconocer a la mujer como igual, por lo que es esencial desmontar el andamiaje mítico sobre el que se asienta esta perversa infravaloración. Aunque la asociedad actual ha avanzado mucho, resulta preocupante que sean los más jóvenes los que aún siguen percibiendo esa diferencia de sexos como algo normal. Según un informe de la Federación de Mujeres Progresistas el 80% de jóvenes cree que en una relación de pareja la chica debe complacer a su novio mientras que el 60% está de acuerdo en que los celos son normales en una relación. Los datos son preocupantes, más aún si tenemos en cuenta otra variable, y es que las víctimas mortales de la violencia machista son cada vez más jóvenes. Es desalentador que siga existiendo desconocimiento de lo que supone la desigualdad entre sexos, y que las generaciones futuras mantengan creencias erróneas que ya creíamos superadas. Algo está pasando en nuestra sociedad y en nuestro sistema educativo cuando se detecta esta percepción del universo femenino y masculino y esta adscripción de roles y estereotipos. Sin duda hay que seguir apoyando a las víctimas con todos los medios a nuestro alcance pero quizá debamos dar, un paso atrás, para volver a coger impulso si queremos que los adolescentes sepan continuar en el camino de la igualdad.