Las crisis y los derechos laborales
La plantilla ha cumplido ya dos largos meses de movilizaciones en los que prácticamente no se han producido avances significativos y los empleados no están dispuestos a aceptar las condiciones de la empresa que quiere despedir a la mayoría y no garantiza el pago de los meses que adeuda. La situación de muchas familias se ha hecho insostenible, pues las cinco nóminas que les debían a muchos han ido aumentando y las economías domésticas se resienten. Sin cobrar el sueldo y sin percibir la ayuda por desempleo, la supervivencia de algunas familias se encuentra en la cuerda floja. Lamentablemente esta situación nos recuerda a otras vividas antes en Guadalajara. Avicu, Tudor, Iberofón, Nestlé o Isover son sólo algunos de los casos en los que se han vivido reducciones de plantilla, expedientes de regulación de empleo o incluso jubilaciones anticipadas. El mercado laboral de la provincia se resiente y muchos caen sin poder afrontar la situación. La recesión económica no da tregua y casos como el de Luvata (antigua Eco Refrigeración, Carrier anteriormente), que saltaba a la luz pública hace tan solo una semana, se suman, lamentablemente, a una lista cada vez más extensa. En su caso la protesta se basa en las desavenencias surgidas con la dirección de la empresa, que les adeuda seis meses de complemento de antigüedad y con la que no logran acordar el convenio laboral. Por que si el empleo es el primero en el que repercuten los conflictos laborales, el segundo efecto colateral del maltrecho estado de la economía es la recesión de los derechos en el trabajo. Al final de cada crisis se comprueba con claridad que los trabajadores tienen menos derechos laborales, sociales y salariales. Y esta parece que no va a ser una excepción.