Las iglesias: "Objetivo de los cacos"

23/08/2013 - 00:00 Redacción

 
A diferencia de otras, una iglesia es una casa de puertas abiertas, lo que la convierte en un blanco fácil para raterillos y profesionales del robo. Unos no se resisten a cepillos y donaciones de los fieles, para otros, obras de arte de incalculable valor suponen un codiciado botín. Guadalajara no es una excepción y la prueba está en las detenciones que ha practicado la Guardia Civil en los últimos días y gracias a las cuales se han podido recuperar numerosas piezas datadas en los siglos XVII, XVIII y XIX, que procedían de las iglesias de Quer, Miralrío, Loranca de Tajuña y Yunquera de Henares. Según datos ofrecidos por la sección de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil, mientras que los delitos contra el patrimonio muestran una clara disminución, en cuanto a los delitos cometidos en inmuebles religiosos se ha registrado un aumento progresivo. Y es que los templos se convierten en un objetivo fácil.
 
  Conscientes de ello, la propia Diócesis, cuando en febrero de 2012 desaparecía la campana de Carrascosa de Henares, ya advertía de la necesidad de que religiosos y fieles colaborasen en la protección de estos bienes artísticos que en muchas ocasiones acaban en manos de las mafias del mercado negro del arte. Sería imposible recopilar todo el patrimonio destruido o en vías de desaparición por los distintos despropósitos que se han dado en la provincia. Tanto es así, que algunas de las reliquias de nuestro pasado que se perdieron volvieron a salir a la luz, aunque en muchas ocasiones, al otro lado del charco. Por ejemplo, un fragmento del sepulcro de Brianda de Mendoza o un cáliz de Jadraque, que Felipe Urraca donaba a su familia natal y que, tras desaparecer, hoy se encuentra en el Metropolitan de Nueva York. La despoblación ha pasado factura al arte alcarreño, pero también han colaborado activamente los amantes de lo ajeno. Sólo en la última década las iglesias de Valsalobre, Selas, Labros, Hinojosa y Mazarete o las ermitas de Checa, Tortuera, Torrecuadrada de Molina y Establés han sufrido robos de piezas únicas, que en algunos casos no se han podido recuperar. Sin duda, las estadísticas empiezan a ser demasiado abultadas como para pasarlas por alto.